Capitulo XXIV

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Tiempo después

Era la segunda semana de enero del siguiente año estaba sentada en mi cama con la laptop de Connor en mis piernas, sabía que era absurdo lo que haría; pero no tenía otra opción, no podía seguir quedándome aquí. Mientras buscaba el vuelo más económico del condado Orange a Ciudad de México, escuché que la puerta se abrió y por instinto cerré rápido y con cuidado la computadora portátil.

—Hola Tessa.

—Hola Connor.

El rubio se sentó a un lado de mí y los nervios se apoderaron de mí inmediatamente.

—¿Qué hacías? —me preguntó y tomó mi mano.

—Veía una película —mentí, pero soné convincente.

—Oh de acuerdo. ¿Te gustaría ir a cenar a algún lado cuando salga del consultorio?

—Me... me encantaría.

Le regalé una sonrisa, acaricié su cabello y él asintió.

—De acuerdo, vendré por ti a las 5:30. Te veo después.

—Sí, Connor. Maneja con cuidado por favor.

—Lo haré, Tessa. Adiós.

Besó mi mejilla, se puso de pie y salió de su habitación. Creo que sería la última vez que lo vería, ese hecho me hacía sentir miserable y rompía mi corazón. Debí decirle que se quedara y me besara, como un beso de despedida para mí. Me dolía mucho tener que decirle adiós. Volví a abrir la laptop y terminé mi compra. Había usado mi tarjeta para no dejar evidencias en la de Connor. Tres boletos de ida, pero no de regreso.

El único empleo al que tuve que renunciar fue a El Mariachi, hace tres días la señora Richardson me dijo que ya no necesitaría mis servicios porque ella se haría cargo de su hija. Me dijo que le había dado una valiosa lección. Claro que me dio liquidación, pero el hecho de sólo tener un empleo, fue el desencadenante a que tomara mi decisión de irme junto con mis hermanos.

Con el dinero de mi liquidación compré los boletos para partir de Ciudad de México a Guanajuato, que sería donde viviría. La casa en la que estaríamos mis hermanos y yo sería la de mi tía materna. Obviamente me dolía dejar a Connor, me dolía hasta lo más profundo de mi alma, pero no había vuelta atrás.

Me encaminé al cuarto de mis hermanos, me recargué en la puerta y Renata volteó a verme.

—¿Por qué tenemos que irnos, Teresa?

—Porque encontré casa en otro lado, hermana.

—¿A dónde iremos? No quiero irme, Dylan y Connor me caen bien, los quiero mucho.

—Lo sé, nena, lo sé; pero debemos irnos, el trato era que viviríamos aquí hasta que encontrara casa y ya encontré una. Iremos a vivir en casa de tía Hilda, ¿te acuerdas de ella?

—Sí.

—Bien. ¿Ya terminaste de empacar? —ella asintió.— De acuerdo. Tenemos que irnos, nuestro vuelo parte en una hora.

Dicho esto, tomé a Jacob, quien yacía dormido desde hace media hora. Las maletas que ahora teníamos las compré con el dinero que Connor me dio de Navidad.

Tomé una bocanada de aire al momento de llegar al aeropuerto del condado de Orange, mis hermanos y yo dimos nuestro boleto, subimos al avión y nos sentamos en nuestros respectivos lugares. Yo iba junto a la ventana, a un lado de mí, Renata; y Jacob a un lado de ella. Mi hermana recargó su cabeza en mi hombro, la miré y vi una lágrima escapar de su ojo.

—No tuve tiempo de despedirme de Dylan, no le dije que se me hacía guapo. Y tampoco me despedí de Connor, Teresa.

—Creéme, yo tampoco me despedí de ellos.

Mi hermana bufó y cerró sus ojos para dormir. Después de ello, comencé a llorar, tanto que creí que podría deshidratarme. Dylan no estaba en casa cuando nos fuimos porque fue a recoger sus papeles a su universidad, Elaine le acompañó y Craig se quedó trabajando. Mordí mi labio cubriendo mi cara con mis manos para poder llorar mejor, era lo único que me salía bien últimamente.

No dejé todo así como así, había dejado una carta en la habitación de Connor, sobre su escritorio. Lloré hasta caer dormida pensando una y otra vez en las palabras que escribí en esa carta, así hasta llegar al aeropuerto de Ciudad de México.

"Mi amado Connor:

Hay tantas cosas que quisiera decirte, tal cual tú me dijiste, pero jamás supe cómo. Jamás tuve el valor de decírtelo cara a cara. Pero te lo diré por este medio: te amo, en serio lo hago. Te amo demasiado. Sin embargo, sé que no soy buena para ti, no después de lo que te hice. Y sé que cuando estés leyendo esta epístola, yo ya no estaré aquí.

Te agradezco infinitamente por todo lo que hiciste por mí y por mis hermanos. Nadie nunca me había demostrado tanto su amor como tú lo hiciste, comprendo tus sentimientos y también comprenderé si ahora me odias. Lo merezco. Tal vez tuve miedo de decirte mis sentimientos, en serio me esforcé para poder corresponderte de forma correcta; pero tenía miedo de fallar, de no ser la mujer que esperabas. Siento que no soy una mujer de tu talla, por eso y otras razones más decidí irme.

Lamento tanto no haberte dicho adiós. Lamento tanto no haberte comentado que los papeles de mis hermanos y yo habían vencido, por eso es que también escogí marchar de tu casa.

Gracias por haberme dado un lugar dónde vivir durante unos cuantos meses. La verdad es que siempre sentí que contigo estaba en mi hogar. Jamás olvidaré cada una de las experiencias que tuvimos juntos. Conocerte fue lo mejor, porque no sólo conocí a aquella persona que curó mi corazón, sino que conocí a una persona a la que amé y amo profundamente. Creo que nunca dejaré de hacerlo.

Prometo no olvidarte jamás, pero lo mejor es que no vuelvas a verme. No creo poder volver a verte sin sentir vergüenza de mí misma, no supe hacer lo correcto, porque hui de tus brazos y me detesto por eso.

Quiero que sepas que mi intención jamás fue lastimarte o usarte, por esa razón dejo el dinero que logré ahorrar para poder pagarte las consultas que me diste. Sé que me dijiste que nunca me las cobraste porque me las regalabas, pero no me siento agusto si no te las pago. Procuraré devolverte hasta el último dólar y depositaré a tu tarjeta todo lo que invertiste en mí, hasta liquidar mi deuda contigo.

Dile a tus padres y a Dylan que les quiero mucho y gracias por la hospitalidad de ustedes. Son las personas más dulces que he conocido en mi vida, aprendí varias lecciones contigo y tu familia. Y les sentí como si fuesen la mía.

Gracias, nuevamente, gracias por todo.

Y creéme que me siento terrible por dejarte. Encontrarás a una mujer mejor que yo que no te haga lo que yo te hice.

Te amaré siempre.

Siempre tuya:

                           Tessa ♡

Querido Psicólogo Brashier (C.B.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora