Capitulo XVIII

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Al día siguiente, por la noche, mi hermana salió del hospital. En la mañana, no había sido nada fácil convencer a los señores Richardson con dejarme faltar, aun ellos sabiendo que era por mi hermana. Y había batallado para conseguir el permiso, no me importaba si me descontaban de mi sueldo si era por mi hermana. Mi familia es primero.

Connor nos llevaba a casa en su auto, mi hermana iba en el asiento de atrás y se había quedado dormida en el camino. Después de haber comprado una cámara, el hombre de ojos verdes regresó y retomó el trayecto a casa; pero al llegar yo también había caído en un profundo sueño, puesto que no había dormido nada estas últimas 46 horas.

Mientras dormía tranquilamente, sentí cómo unos brazos tomaron mi cuerpo. Abrí mis ojos de par en par y pude ver a Connor cargándome de forma nupcial; además, pude distinguir su delicioso aroma de su colonia varonil. Me moví un poco en sus brazos, asimismo mi cabeza.

—¿C...Connor...?

—Shh. Duerme, Tessa.

Susurró con una voz tan suave y aterciopelada que me hizo parpadear pesadamente; por lo que reafirmé mi agarre en su cuello obviamente sin llegar a lastimarlo. Después de unos momentos sentí una superficie blanda debajo de mi cuerpo y cómo las frazadas eran colocadas en mi cuerpo. Fui testigo de las caricias de Connor en mi cabello y en mi brazo, y sonreí inconscientemente.

—Descansa, Tessa.

Cuando sentí que su presencia comenzaba a alejarse de mí, tomé su mano, abrí mis ojos y nos miramos.

—Q...quédate, por favor —dije somnolienta.

—No Tessa, no creo que sea correcto.

—Pero...

—Descansa, ¿sí? Mañana será un día largo.

No entendía porqué lo decía, pero insistí con lo otro.

—Por favor.

—Tessa...

—Por lo menos hasta que me duerma, ¿sí?

—Está bien.

Después de ello, su mano tomó la mía y, con su pulgar, brindó caricias en el dorso; mientras, con la mano que tenía libre, acarició mi mejilla y mi cabello. No sabía si era mi imaginación, pero escuché unos hermosos y suaves cánticos que provenían de la garganta de Connor. Entonaba una canción que, por estar medio dormida, no podía identificar; pero pude relajarme más, así hasta caer dormida unos cuantos momentos después. Sin embargo, antes de hacerlo, sentí claramente cómo sus labios reemplazaron sus dedos y dejaban una prolongada caricia en mi mejilla. Mi corazón podría salirse en cualquier momento y Connor probablemente no lo sabría, claro que si esto fuera posible, sin duda alguna se lo daría a él.

(...)

En la mañana desperté con una inmensa alegría que no sabía a que se debía, hasta que recordé el cómo fue mi noche. Sus labios en mi mejilla, su beso en ella fue tan dulce, me robaba el aliento.

Me lavé la cara, cambié mi pijama por un atuendo casual y bajé las escaleras. Al llegar a la planta baja percibí el delicioso aroma a hot cakes en la cocina, me acerqué a la sala al escuchar las voces de mi hermano y Connor, y los vi recostados boca abajo en el suelo mientras pintaban en el libro de colorear de superhéroes Jacob; mientras, Renata veía un programa en la TV.

—Recuerda, este color es azul —señaló Connor.

—Sí, azul —respondió Jacob en nuestro idioma natal.

—Así es, azul. ¿Cómo se llama éste?

—Naranja.

—¡Bien! ¿Y en español?

Querido Psicólogo Brashier (C.B.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora