Capitulo XX

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Connor y yo íbamos de regreso a la casa de sus padres, mientras él manejaba, volvió a tomar mi mano. Millones de descargas eléctricas se apoderaron de mí. Aunque seguía sin comprender porqué Connor hacía tanto por mí, la verdad no tenía mucho sentido. Al llegar a casa, ambos bajamos del auto, abrí la puerta y caminamos hacia la sala.

—¿Disfrutaste la cena? —me preguntó.

—Mucho. Muchas gracias, Connor.

—Es un placer, aunque mereces esto y más.

Le regalé una sonrisa tímida y me atreví a tomar su mano.

—Te tengo una propuesta.

—Oh, ¿de qué trata?

—La fiesta de graduación de mi hermano es este sábado y yo no tengo pareja; así que, Teresa, ¿te gustaría ser mi acompañante el sábado por la noche?

Oh cielos, ¿está bromeando? ¿Graduación de Dylan? Obviamente sus padres estarían ahí. No quiero, si voy, saldría corriendo. Vamos, son sus padres, nada va a pasar y todo va a estar bien, ¿o no?

—Sí, Connor, sí me gustaría —respondí con una sonrisa grande y lo abracé siendo correspondida inmediatamente por él.

—Muchas gracias, Tessa.

Alcé la cabeza y nuestras miradas chocaron. Nuestros labios estaban a un centímetro de distancia, su respiración robaba la mía y me hacía agonizar por cada segundo transcurrido. Connor se acercó un poco más, de forma que sus labios apenas tocaban los míos en una suave caricia, sus manos fueron a mi cintura y cerré mis ojos al mismo tiempo que él cerró los suyos y, cuando creí que por fin me besaría, su celular timbró en un mensaje de texto.

A lo mejor fue mi imaginación, pero, después de que Connor se alejó un paso, le escuché gruñir. Sacó su móvil del bolsillo, lo encendió y comenzó a teclear su respuesta.

—Es Will, dice que... olvidó algo en mi auto.

—Oh.

—Lo siento —me dijo, se acercó y besó mi mejilla, luego la acarició—. ¿Te veo después? —inquirió guardando su teléfono en el bolsillo de su saco.

—Um... claro —sonreí saliendo de mi transe.

—Hasta luego.

—Adiós.

Vi cómo se retiró llevándose mi corazón consigo. Maldición, necesitaba respuestas.

Subí a mi habitación a pasos lentos, al entrar me dejé caer en la cama y suspiré. Cuando me acomodé de lado, noté una caja plateada con un listón blanco que formaba un moño. ¿Qué es esto? Me senté en la orilla de la cama, tomé aquel objeto y lo abrí. Un hermoso vestido azul estaba dentro, lo saqué y lo observé. Me encanta. Era un vestido strapless con escote de corazón y piedras plateadas le adornaban, el largo era a la rodilla y llevaba una cola. Pero ¿era para mí? Mis ojos fueron a la nota que yacía sobre la tapa de la caja y la leí.

"Tessa, el otro día iba caminando y vi este vestido, al hacerlo pensé en ti y en lo bonita que te verías. Bueno, eso ya lo eres. Por favor úsalo conmigo en el baile de este sábado. CB"

¿Él supo todo el tiempo que iba a decir que sí? Momento, ¿me compró un vestido? Pero... oh no, no podía aceptarlo; aunque no estaría mal dejarse consentir una vez más. ¿En qué momento dejó esta caja aquí?

(...)

El sábado había llegado y desde que desperté sudaba muchísimo, es la segunda vez que me baño en el día por esa razón. Iría con Heather en media hora, puesto que Connor y yo teníamos que hacer viaje hacia San Luis Obispo y no era una distancia corta.

Querido Psicólogo Brashier (C.B.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora