Una de las reglas más grandes de una persona es nunca enamorarte de tu mejor amigo, pero la mayor parte de las veces esto siempre sucede.
Esta vez no se trata de un chico y una chica, no no, se trata de la historia que a muchos fans del videojuego "...
Dije en un todo completamente normal, mi mirada se centraba en el castaño y yo, bueno, solo me quedé ahí en silencio hasta que una risa pequeña por parte del castaño se hizo presente en toda la habitación, me miraba sonriente dejando al descubierto esa pequeña separación en sus dientes, aún me pregunto cómo demonios llegó a tenerla, en las fotos que he visto donde él es pequeño, no la tiene.
- Entra ya, viejo, no voy a morderte.
- Ah, si, claro. Lo siento.
- Sally, no sé por qué me llamas así, es algo extraño que lo hagas, ya sabes, solo mi madre me dice así.
- Bueno, es un apodo cariñoso después de todo.
- ¿Entonces podré llamarte "SalBear"?.
- Bueno, no suena del todo mal.
Al terminar la frase, dejé salir una pequeña risa también, cuando estuve dentro por completo cerré la puerta, seguido a eso solo me acerqué a Larry sentándome al otro extremo de la cama, mirando aún cómo dibuja, será difícil seguir como si nada después de que se refiera así a mí, es demasiado, pero bueno, no me molesta, seré la envidia de un par de chicas.
Él dio sus últimos deslices en el papel con el lápiz, vio su obra manteniendo aún esa pequeña sonrisa, llevó sus ojos hacia mí preguntándome cómo iba mi día, le dije que algo aburrido, así que esperaba que él cambie eso, ante eso, él rió de nuevo mientras que colocaba en su rostro una expresión retadora, se puso de pie y con una voz decidida dijo:
- Salgamos de aquí entonces.
- ¿Crees poder con esto, Larry Face? - Le miré igual, aunque mi expresión estaba por debajo de mi prótesis.
- ¿Acaso tratas de asustarme?.
Ambos reímos juntos por ya sabe cuanta vez en lo poco que llevamos juntos, salimos corriendo de la habitación como dos niños pequeños e ilusionados, cuando llegamos al elevador, Chug ya no estaba allí, pero es un detalle al cual muy poca atención le puse. Llamamos al ascensor y solo esperamos a que este bajara, cuando lo hizo, entramos una vez abrió sus puertas, ahora estamos un poco más calmados, solo nos miramos con una sonrisa. Pregunté por el lugar al que Larry planeaba llevarme, entonces siguió nuestra conversación.
- Bueno, inicia con "bos" y termina con "que" - Dijo el castaño mientras ponía sus palmas hacia al frente, flexionaba sus codos dejando sus manos a la altura de su pecho, también hacía "manos de jaz" cuando terminó de hablar.
- ¿A si?, uhm... ¿Qué lugar será? - Respondí de manera obviamente sarcástica, entonces Larry me dio un suave golpe en el hombro derecho, ya que él estaba de ese lado.
No mucho pasó cuando llegamos al primer piso, bajamos del ascensor y caminamos tranquilamente hasta la salida del edificio. Ahora que lo pensaba mejor, el bosque no era una mala idea, siempre puedes encontrar algo divertido o al menos entretenido por hacer. Él abrió la puerta y usando su brazo derecho me cedió el paso con una seña, bajó su rostro y en un tono juguetonamente elegante habló.
- Después de usted, elegante caballero.
- Gracias, mi señor - Dije siguiéndole el juego, crucé la puerta y él lo hizo después de mí, justo como lo dijo.
Nos pusimos camino al bosque caminando por la acera, mirábamos todo a nuestro al rededor y nos reíamos de algo en algunas ocasiones, una conversación de lo más normal, me preguntó que qué había desayunado... Ahora que lo recuerdo, no he comido absolutamente nada desde que desperté, se lo dije a Larry y él buscó algo en donde pudiésemos comprar comida.
- Hermano, no traje dinero conmigo - Miré al castaño algo apenado, pero decía la verdad.
- No te preocupes por eso, niño, usaré mi dinero, no puedes ir por la vida sin comer.
Eso... Vaya, no sé ni como reaccionar. Me sentía como en aquella típica película donde una chica veía al deportista popular de la secundaria y termina enamorándose perdidamente de él, pero ¡Boom!, es un imposible, en especial para mí, soy un chico también. Él avistó un pequeño carrito de perros calientes, sonrió y me hizo ir con él. Pidió uno para cada uno, pagó todo y seguimos caminando, desabroché un poco mi máscara y me detuve, el castaño al notarlo lo hizo también. Comencé a comer aquel perro caliente y él solo hacía lo mismo, no estaba mal, a pesar de que ya he tenido malas experiencias con carne. Demonios, creo que no fue el mejor momento para recordarlo.
- ¿Y bien, viejo?, ¿He calmado tu hambre?.
- Si... te lo agradezco mucho, luego te lo pagaré.
- Oh, no seas ridículo, Sally, no debes hacerlo.
- Bueno, quizás no con dinero, pero encontraré la forma.
Larry me sonrió y dejó un par de palmadas sobre mi cabello, sentía como mis mejillas se decoraban de un suave rojo carmesí, pero por fortuna la posición en la que tengo ahora mi prótesis le impide al castaño ver mi rostro... Espero.
Terminé de comer aquel pequeño aperitivo, Larry igual terminó ya, así que acomodé mi máscara de nuevo, la abroché y volvimos a caminar aún rumbo al bosque, el cual está a las afueras de la ciudad, al caminar, solo conversábamos.
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Lo sé, lo sé, sé que dije que esto saldría muchísimo antes, pero las tareas me agobiaron, aún debo un par de proyectos. Si, esta chica entrega tareas aún en vacaciones, es horrible. Además, no tenía muchas ideas, no quería hacer cualquier cosa.
