Capítulo 15

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Llegamos a una zona en la que no recordaba haber estado antes. Por supuesto, no me sorprendió lo más mínimo ver que todo el grupo estaba ya allí, esperándonos, para variar.

Lo que sí me sorprendió, fue no encontrar a Cindy con ellos. Miré a Meg, esperanzada de que ella también se hubiese fijado.

-Vaya vaya... Me sé de una que no supera el rechazo. – Me miró con una sonrisa maliciosa.

Miré a Aaron, quien estaba sacando algo del maletero sin habernos escuchado.

-No seas mala. – Nate la rodeó con el brazo mientras la empujaba a avanzar hacia el grupo.

Tuve un momento de indecisión, en el que no sabía si debía esperar a Aaron o seguir a los demás.

¿Que se suponía que éramos ahora? A lo mejor lo que él tenía en mente era simplemente pasar un buen rato conmigo y ya está, o quizá, delante de los demás haría como si no me conociese, aunque era un poco tarde para eso.

-¿Ya estás dándole mil vueltas a las cosas? – No me había dado cuenta de que Nat había venido a mi encuentro. – ¡Déjate llevar! Por cierto – Me susurró más bajito. – Tú y yo tenemos una conversación pendiente.

-Sí, y tú también tienes que explicarme algunas cosas. – Le dije en el mismo tono, pensando en cómo había estado de cercana con aquel chico en la fiesta.

Me guiñó un ojo y me arrastró hacia los demás cogiéndome de la mano y sin darme tiempo a echar una última mirada a Aaron.

-¡Madre mía! – Escuché el grito de Meg. – ¡Son Buggys Spin 450!

Yo no tenía absolutamente ni idea de lo que estaba diciendo, pero, no era muy difícil suponer que hablaba de los cuatro coches, si es que podían llamarse así, que teníamos delante.

Mi amiga siempre había sido una loca de los coches, de todo tipo, y pude suponer ante su felicidad, que uno de los que siempre había querido conducir era uno de esos.

-Amigo – Le dijo Jason colocándole a Nate una mano en el hombro. – Ya me jodería no poder tocar el coche en toda la mañana.

- Ni de coña, yo estoy tan loco por conducirlo como ella.

Nos reímos ante las miradas asesinas que se comenzó a lanzar la pareja.

-Bueno, ¿A qué estamos esperando? – Habló Nat dirigiéndose hacia un coche.

-Ese no es el nuestro Nat. – Le contestó Jason parándola.

-¿Por qué? ¿Acaso cada uno tiene uno asignado? – Esta se cruzó de brazos delante del coche rojo.

-No, pero prefiero llevar el negro.

A veces esos dos me recordaban a dos niños pequeños. Para disgusto de Jason, Aaron ya se encontraba dentro del negro. Arrancó, probando un estruendo sonido y en una milésima de segundo se posicionó a mi lado.

-Sube. – Me dijo sonriendo.

Miré a los demás. No entendía por qué me ponía nerviosa de esta manera. Su comportamiento me asombraba, suponía que era mejor llevarse estas gratas sorpresas que volver a presenciar el comportamiento inaguantable de Aaron.

Los demás estaban ocupados ocupando sus respectivos coches y yo, decidí cruzarme de brazos y mirar fijamente a Aaron, quien frunció el ceño.

-¿Qué te pasa? – Me preguntó extrañado.

-¿Qué te hace pensar que voy a aceptar que conduzcas tú?

Alzó las cejas divertido ante mi inesperada respuesta.

Dímelo de nuevo (Solo tienes que decírmelo 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora