Capítulo 13

2.2K 83 25
                                    

Mis rodillas temblaban y, de no ser por cómo me sostenía Aaron pegada a su cuerpo, me caería de bruces contra el suelo.

Profundicé el beso y nuestras lenguas se encontraron, provocando que se me erizase la piel. No sabía cómo habíamos llegado a este punto, pero tampoco quería que acabase.

Aaron se separó después de aquel beso, pero en apenas dos segundos volvió a acortar la distancia y volvió a besarme.

Yo ya no me sentía dueña de mi cuerpo, ya que se amoldaba a él perfectamente y parecía responder por sí solo a los movimientos de Aaron.

De repente Aaron se separó bruscamente de mí. Me quedé parada, apoyada en la pared, notando como mis mejillas se enrojecían y mis labios se hinchaban.

Lo miré, sin saber muy bien qué hacer o qué decir. Llevaba queriendo que ocurriese aquello desde hacía mucho y, ahora que había ocurrido, no sabía cómo manejar la situación.

Aaron me miró, también pude notar el hinchazón de sus labios debido al profundo beso que nos habíamos dado. Noté un brillo irreconocible en sus ojos.

Se pasó varias veces la mano por el pelo, algo que últimamente hacía continuamente. Y después, hizo algo que no me esperaba en ese momento, se dio la vuelta mirando al suelo y se fue.

Me quedé ahí parada como una idiota. Me besaba para después marcharse sin decirme ni una palabra y actuar como siempre.

Me debatí entre ir detrás a decirle cuatro cosas o meterme en la cama.

Finalmente, me decanté por la segunda. Me costó bastante tiempo dormirme, por una parte tenía la esperanza de que Aaron volviese.

No sé cuánto tardé en dormirme, pero era tarde cuando oí a Meg meterse en la cama y decidí hacerme la dormida. No tenía fuerza para explicarle todo lo que había pasado.

Me desperté a causa de un sonido espantoso que provenía del móvil de Meg. Como siempre, esperé a ver si lo apagaba, pero no hizo ningún amago de hacerlo.

-Meg. – La llamé un par de veces más, pero no me hizo caso, aunque sabía que me estaba escuchando.

Me incorporé y estiré mi cuerpo hacia la mesilla del lado de Meg para apagar la dichosa alarma. En el camino aplasté la aplasté un poco.

-Joder Jane. – Dijo mientras me daba con un cojín.

No tenía el cuerpo para bromas ni riñas, por lo que haciendo caso omiso, me levanté de la cama y me metí en el baño.

Al salir, vi a Meg cruzada de brazos, observándome con el ceño fruncido y apoyada en el cabecero de la cama.

-¿Por qué me miras así? – Le solté mientras me ponía un vestido fino encima del bikini.

-¿Me vas a contar ya que pasó anoche?

Suspiré, tampoco quería alargar más esa conversación, ya que necesitaba saber su opinión y desahogarme.

Me senté a su lado en la cama y le relaté parte por parte todo lo que había ocurrido la noche anterior.

Meg me miraba con los ojos como platos. – ¡Madre mía! – Fue lo primero que dijo. – No me lo puedo creer... el plan funcionó pero bien.

-¿Qué funcionó? ¿Me puedes explicar por qué motivo entonces tu hermano salió huyendo de mí?

-Vamos a ver Jane, ¿eres tonta o te lo haces? - Me quedé mirándola congelada. – No es porque sea mi hermano y lo conozca ni nada por el estilo, simplemente ha actuado como cualquier chico lo haría.

Dímelo de nuevo (Solo tienes que decírmelo 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora