Dímelo de nuevo (Solo tienes que decírmelo 1)

Capítulo 21

Nos despertamos a causa de los gritos de la que pude reconocer como Nat.

-¿Qué hora es? – Me dijo Aaron con un brazo en los ojos para taparse del rayo de sol que entraba por la ventana.

Estiré el brazo para coger de la mesilla mi móvil.

-Son las once.

Mandé un par de mensajes a mi madre y prometí llamarle más tarde. Hablábamos todos los días pero para ella seguía sin ser suficiente.

Comencé a oír más voces además de la de Nat y decidí que había llegado la hora de levantarnos.

Aaron gruñó e intentó impedirme que me levantase.

-Aún es pronto. – Dijo echándome el brazo por encima para retenerme mientras yo me reía. – De hecho, podemos quedarnos aquí encerrados todo el día, solos tú y yo.

Comenzó a darme besos pero, unos golpes en la puerta no nos dejaron continuar.

-¡Salid ya! – Meg gritó. – Me están volviendo loca Jane, ¡necesito ayuda!

Me reí y, dándole un beso a Aaron, me puse en pie. Me vestí con un chándal corto que me había bajado la otra noche por si acaso, cosa que agradecí y, aunque me costó, conseguí que Aaron también se levantase.

-Ya me lo pagarás. – Me dijo con una sonrisa de lado y un guiño.

Me reí y abrí la puerta.

Nate estaba sentado con Alex y Jason desayunando fuera, donde se dirigió Aaron. Mientras que yo, me metí en la cocina con las chicas.

-¡Por fin!- Dijo Nat.

Me serví un poco de café mientras Brina comenzó a explicarme.

-Nat nos ha llamado a todos para que vengamos porque dice que tiene un plan increíble para hoy.

La miré sonriendo. – Sorpréndeme.

-He reservado en el chiringuito que han abierto en frente de mi casa. ¡Es una pasada! – Nos enseñaba fotos mientras iba hablando. – La carta está muy bien y además, ponen música todo el día y puedes bailar.

Me encantó escuchar aquello.

-Yo estuve ayer desayunando con mis padres y está muy bien. – Dijo Cindy.

-Pues decidido, ¿no? – Preguntó Meg. – Súper plan hecho.

-La reserva es a las dos en punto. – Nos dijo Nat. – La idea es, comer, pasar el día en la playa y, por la tarde, ¡bailar!

Me reí ante su entusiasmo. La miraba agradecida de verla así, como me había pasado la noche anterior.

-Me parece una idea estupenda.

-A mí también. - Dijeron Brina y Cindy a la vez.

Meg estaba mirando a Nat con los brazos cruzados y una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Y bien? – Preguntó Nat mirándola. ¿Por qué me estás mirando así? Me está empezando a dar grima.

Yo sabía perfectamente porqué la estaba mirando así, ya que yo estaba igual.

-Porque estás preciosa Nat. – La aludida se ruborizó, cosa que nunca hacía, ya que siempre había dado por hecho que iba preciosa. – Y porque me parece un plan buenísimo.

-¡Perfecto entonces! – Aplaudió Nat. – Y que conste, - La señaló con el dedo. – Que yo siempre estoy preciosa.

Nos reímos todas y miré complacida a Meg, quien me devolvió la misma sonrisa.