Meg y yo nos dirigimos a casa de Nat, donde probablemente la encontrásemos. Nate, Alex y Brina decidieron coger el coche e ir a un par de bares donde normalmente ahogaba Jason las penas, mientras que Aaron se quedó en casa por si se le ocurría a alguno de los dos volver.
Cindy optó por ir a probar suerte a casa de Jason y ver a sus padres, por si se habían enterado de algo.
En conclusión, todos nos habíamos distribuido para encontrar a nuestros amigos. Los acontecimientos que habían sucedido en unas horas, habían cambiado completamente todo. Cuando mejor empezábamos a estar y cuando todo parecía fluir sin ningún problema, fue cuando apareció.
Por más vueltas que le daba, no lograba centrarme y encontrar una razón de peso para entender el comportamiento de todos. Cris me había sorprendido tanto por haber ido a buscar a Nat, tanto por ese comportamiento tan inadecuado.
Jason, por otro lado, nos había sorprendido a todos. Ni de lejos pensé que tuviese tan poco autocontrol con respecto a Nat. Al haber reaccionado así, nos demostró que sentía más que una simple atracción por ella.
Jason había tenido algún que otro problema unos años atrás a causa de unas peleas. Pasó por una etapa dura que le hizo ver la vida de otro modo, algo que hacía tiempo había dejado atrás y que, por culpa de ese acontecimiento que ninguno habíamos visto venir, había sacado a la luz de nuevo, atrayendo una vez más la violencia.
No era mal chico, de hecho, más bien todo lo contrario. Era una persona maravillosa pero que había tomado malas decisiones en un pasado. Sabía de sobra que las palabras de Nat cuando había hecho referencia a su violencia, le habían dolido más que nada. Pese a haberse llevado siempre como el perro y el gato, Nat había sido testigo, al igual que todas, de los problemas de éste. Aunque no habíamos influido tanto en reconducirle como habían hecho los chicos, ya que su relación era mucho más estrecha por el momento.
Por último, Nat también me había dejado descolocada. Obviamente había sido algo desagradable e incómodo, más para ella que para nadie, pero no pensé en ningún momento que fuese a pagar su frustración contra Jason después de haber sacado la cara por ella sin importarle nada más.
Meg y yo nos tiramos todo el trayecto andando pensativas y reviviendo juntas todo lo sucedido, sin lograr aclararnos nada o tener en mente una solución.
Llegamos a casa de Nat al cabo de quince minutos. Fue ella quien nos abrió la puerta, con lágrimas cubriéndole las mejillas.
En cuanto nos vio, se abalanzó sobre nosotras a abrazarnos y desahogarse. Pasamos dentro después de un momento íntimo y necesario y nos dirigimos a su habitación.
-¿Te vas? – Meg preguntó al entrar.
La habitación estaba patas arriba. Había dos maletas abiertas a medio hacer y su armario estaba ya prácticamente vacío, al igual que los muebles donde tenía la costumbre de poner todo su maquillaje en orden.
Se sentó suspirando en la cama y nosotras la seguimos.
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Dímelo de nuevo (Solo tienes que decírmelo 1)
Dla nastolatkówJane siempre ha sido una chica ambiciosa y soñadora. Junto con su mejor amiga, Meg, su vida ha tenido más de mil aventuras e historias que guardar y recordar. Sin embargo, su vida también ha tenido un gran secreto, él. Por fin ha llegado el verano...