𝐄𝐍 𝐓𝐔𝐒 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎𝐒 (𝖫𝗎𝗂𝗆𝖾𝗅𝗂𝖺)

XXIII. Pasado

Amelia

(Hace más de cinco años)

Es de tarde, pero aun así el sol brilla más que nunca. El olor de algo preparándose en la cocina me inunda completamente y veo a mi madre sentada sobre una de las sillas.

- Mamá...

Me senté frente a ella. Sus manos estaban sobre sus piernas, la mirada a un lado, pero no emitía ninguna respuesta.

- ¿Por qué no me hablas?

Me arrodillé frente a ella para buscar su mirada.

- Mamá, mírame

El sonido de una puerta me hace girar la cabeza en esa dirección. Era mi padre saliendo de aquella habitación donde solo él tiene la llave. Se inmuta al verme.

- Has estado aquí todo este tiempo, pero no sales ni un segundo para ver a mi madre – Le digo con reproche

Me ignora. Lleva una maleta en la mano y luego, lo veo tratando de cerrar con llave aquella habitación, lo hace con dificultad, tal vez por la antigüedad de la cerradura.

- ¡No te importamos una mierda! ¿Verdad?

De un movimiento brusco, tira la maleta al suelo, la pequeña mesa que había al lado ha sido empujada y la lámpara cae de lado rompiéndose.

Mi madre no reacciona a lo que acaba de suceder, está totalmente estática. Es como si no sintiera nada, o como si las actitudes de mi padre fueran algo normal en su día.

Mi padre se acerca a mí con un puño desafiante en sus manos. Pero el sonido del agua hirviendo en la cocina, hace que mi madre se levante de la silla.

El hombre me da una mirada, pero no decide avanzar ni un paso más. Toma su maleta y sale de la casa no sin antes darme una mirada de desprecio.

No entiendo, ni siquiera me ha dirigido la palabra. Ha hecho como si yo no estuviera ahí, ignorándome completamente.

Lo mismo que está haciendo mi madre conmigo...

Como si el clima fuera parte de mis emociones, el cielo ha comenzado a oscurecerse y el viento ha comenzado a soplar sobre las hojas.

- Mamá, me tengo que ir ¿está bien? – Está de espaldas a mí, viendo a través de la ventana.

Y no me responde.

- ¿Por qué no me hablas? – ¿Acaso es porque...– Soy tu hija – ... no me recuerda?

Baja la mirada de lado reaccionado a lo que le he dicho, pero mueve la cabeza en negación repetidamente.

- ¿Hija? – Lo dice de forma confundida

Su pregunta me hiere, ¿a qué se refiere?

- Yo no tengo hija

Me deja completamente sin palabras, tengo que sostenerme de algo para no poder derrumbarme frente a ella.

Los pasos de mi madre se dirigen a la puerta trasera y lo abre para ir al jardín.

Me quedo viéndola a través de la ventana de la cocina de espaldas a mí. Siempre se coloca en el mismo lugar, junto al árbol repleto de hojas.

El viento sopla fuertemente.

Su cabello se mueve a la par del movimiento de las hojas, y su vestido parece bailar entre ello.

- Te quiero mamá – Le digo alzando la voz para que me escuche aun con la voz rota.

Y la veo girar...

Tomo mis cosas para irme, pero antes de salir veo la llave de aquella habitación de mi padre en la cerradura. Se ha ido dejándolo ahí.