XII. La Luna

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Perdida en mis pensamientos limpiaba las ventanas una y otra vez, primero en círculos, luego de lado a lado, pensando en todo, pensando en nada.

En si, no estaba desordenado el piso de Amelia, pero trataba de hacer algo para mantener mi mente ocupada.

Giraba la mirada repetitivamente y veía el teléfono de reojo, "no lo hagas" me decía. Pero nuevamente me encaminaba a tomarlo. Ningún mensaje, ninguna llamada.

Suspiraba y volvía a agacharme para limpiar la parte baja de la ventana. Miré hacia afuera y las luces de las calles se han encendido, está oscureciendo. 

De repente escucho el portón principal del edificio abrirse, rápidamente dirigí la mirada atenta a la puerta incorporándome...

...pero luego se escucharon los pasos de alguien subiendo las escaleras. 

Frustrada, me senté sobre el sofá mientras veía al lado de la puerta la última caja de mudanza que traje, no lo he abierto aún, porque esperaba hacerlo con Amelia

La esperé en el cumpleaños de María, y nunca llegó. Y ayer por la noche, me envió su último mensaje

Lo siento cariño, me tengo que quedar aún. Mañana te llamo, te quiero -

Volví a tomar el teléfono y le marqué, pero fue en vano, nuevamente me mandaba a casilla de voz.  "¿Dónde estas? Dijiste que te irías solo por un día" pensaba. 

Y ya han pasado casi cinco.

No se cuanto tiempo me quedé sentada perdida nuevamente en mis pensamientos, pero al ver nuevamente por la ventana me di cuenta que ya había oscurecido completamente. Volví a tomar el teléfono. Ningún mensaje, ninguna llamada.

Al levantar la mirada, algo llama mi atención. Caminé hacia aquello y vi el gran círculo sobre el papel puesto en la pared, haciéndome recordar algo que me dijo Amelia en nuestra primera cita.

"La próxima luna llena, deberíamos volver a verlo juntas Luisita"

Y en una charla en tu piso, lo recordamos y marcamos juntas en el calendario. 

El día marcado, es hoy. Y no estás Amelia...

Casi de manera inconsciente, me encaminé hacia la puerta, lo abrí y me dirigí a las escaleras para subir a la azotea... recordando la primera vez que tuvimos nuestra primera cita, la primera vez donde nos besamos, donde la besé...

.....

El día que Amelia me llevó en su coche y me dejó en mi casa, me pidió salir a cenar. Sé que lo hizo sonar como una pequeña salida de agradecimiento por verla cantar esos días en el bar, pero en mi cabeza no dejaba de pensar que era una cita.

Ella eligió un día en específico y tuve que esperar un poco más de una semana para volverla a ver; no entendía por qué. 

Toda esa semana estuve tan nerviosa y distraída que rompí más vasos que nunca en el King's; María no entendía porque me comportaba de esa manera, si no era la primera vez que saldría con una chica.

Pero cuando Amelia vino a recogerme en su coche y pudo verla por primera vez, me dijo cerca del oído "si te casas con ella, te permito romperme hasta el vaso más elegante del King's, es más, los rompo yo por ti", poniéndome más nerviosa de lo que estaba.

Amelia llegó tan hermosa, y yo sentía que debí haberme arreglado un poco más o haber elegido un vestido diferente.

Y recuerdo una de las primeras frases que se quedaron en mis pensamientos durante los siguientes días

𝐄𝐍 𝐓𝐔𝐒 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎𝐒 (𝖫𝗎𝗂𝗆𝖾𝗅𝗂𝖺)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora