XV. Amanecer

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- Tu ausencia se ha sentido en estos cinco años... pero tu forma de besarme sigue intacta en mi mente -

Yo también me quedo contigo, Amelí...

Su mano se enlaza a la mía para encaminarnos a mi piso. No sé cómo hemos llegado a la puerta tan rápido, tampoco sé cómo podíamos seguir besándonos mientras subíamos las escaleras. Por cada cinco escalones, un beso suyo, y por cada beso suyo, cinco veces que quiero decirle que se quede conmigo.

Es difícil colocar la llave en la cerradura porque su cuerpo unido al mío se interpone entre la puerta y mis intentos de abrirlo. Se da cuenta y veo su sonrisa asomarse en sus labios, me da solo un segundo para dedicarme a abrirlo, el único segundo necesario para colocar la llave y seguir besándola.

Estoy un poco desconcertada por la diferencia de personalidades entre Amelí y Amelia; es como el amanecer y el anochecer...

La puerta se ha abierto y Amelí me atrae de manera temerosa con sus manos empujando mis mejillas; pero en cuanto la cerramos rápidamente detrás de nosotras, el movimiento de sus labios comienza a ser un poco más intenso mientras sus manos tratan de bajar a través de mi cuerpo.

...y parece que hoy estoy viendo una combinación entre su serenidad y desenfreno. Distintamente iguales ¿es posible?

- Luisita... - El sonido de su voz detiene mis pensamientos, hemos dejado de besarnos, el silencio es tanto que siento escuchar el palpitar de su pecho, nuestras frentes están unidas y sus manos a los lados de mi cabeza. Parece que quiere decirme algo, pero se calla; aún así disfruto del toque de su mejilla rozar la mía.

Me preocupa que sea tan cerrada en sus emociones, nunca había sido así, ¿Quién le hizo perder la esencia de su personalidad? Porque el hecho de haber pasado cinco años sin ella representa también cinco años que no me ha vuelto a ver. Y me duele recordarlo.

- Amelí... 

...Amelia

Su nombre verdadero queda en mis pensamientos. Junto a todos nuestros recuerdos de casi seis años juntas, desde la primera vez que la conocí en el King's hasta el día que salió por la puerta de nuestro hogar y nunca más regresó.

- Me quedo contigo... - Me dijo en un susurro repitiendo la frase que me dijo hace poco - ...Se siente tan bien decirlo - Nuestras risas suaves se acompañan junto al alivio que comenzaba a sentir en todo mi cuerpo.

La poca luz que entra por las ventanas, se reflejan en sus ojos. Las risas iban cesando a la vez que volvíamos a besarnos. Pero esta vez sus besos toman otro sentido, más pausado sí, pero con mayor presión de sus labios contra los míos. 

Me detengo y me alejo un poco para poder ver completamente su rostro. Reconozco esta mirada. El deseo en los ojos de Amelí aparecen por primera vez, sus pupilas están dilatadas, sus labios entreabiertos y sus mejillas sonrojadas. No puede existir otra persona igual, y mi cuerpo no puede reaccionar así por otra que no sea ella.

Se siente como la primera vez que me besa de esta manera, las piernas me tiemblan y el cosquilleo desciende en el centro de mi vientre, me siento nerviosa, pero la pasión desesperada que está ocurriendo en mi interior es algo que me empuja a no parar. 

No sé si Amelí quiere lo mismo que yo, porque le es difícil decirme lo que piensa, pero su boca buscando la mía, sus manos haciendo presión en mí me llaman y los movimientos de su cuerpo comienzan a insinuarme algo más.

El ambiente vuelve a cambiar, otra vez todo sucede tan rápido.

Me quita el abrigo de encima y hago lo mismo en ella. Sus besos se han vuelto intensos, y es la primera en pedir el permiso de su lengua junta a la mía pasándolo tímidamente por la comisura de mis labios, uniéndonos en una lucha constante de poder acercar nuestras bocas cada vez más.

𝐄𝐍 𝐓𝐔𝐒 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎𝐒 (𝖫𝗎𝗂𝗆𝖾𝗅𝗂𝖺)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora