𝐄𝐍 𝐓𝐔𝐒 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎𝐒 (𝖫𝗎𝗂𝗆𝖾𝗅𝗂𝖺)

XVII. Camino izquierdo

¿Qué hicimos ayer?

¿O antes de ayer?

¿O la semana pasada?

No recuerdo mucho todo lo que hicimos, solo recuerdo la sensación de tu piel desnuda al lado mío, escuchando tu risa, luego escuchando la mía, acompañado de tus suspiros, sintiendo tu respiración agitada en mi oreja, saboreando el sabor de tus labios y el sonido tus gemidos inundando mis sentidos.

Amelí... Otra vez no hemos puesto el despertador, solo la luz del día nos despierta...

A cada día, tu rostro está cada vez más hermoso, tu cabello cada vez más ondeado sobre las sábanas, mis dedos recorriendo en ti delicadamente me hacen notar tu piel cada vez más suave y el lunar de cuello me invita nuevamente a besarlo.

No quiero despertarla, pero otra vez Amelí se mueve entre las sábanas, parece estar teniendo un mal sueño.

- Hey... - Dije casi en un susurro

- ¿Mmm...?

- Creo que estabas teniendo una pesadilla... te tuve que despertar...

Abre ligeramente uno de sus ojos y los vuelve a cerrar con una sonrisa mientras se acerca a mí y coloca sus brazos alrededor de los míos mientras sus dedos comienzan a subir y bajar suavemente a través de ellos.

- ¿Te hago dormir? – Le pregunto dándole caricias en los brazos, está algo adormilada aún.

Amelí me había contado que existen días donde no podía dormir bien, se despertaba cuatro veces en las noches teniendo sueños continuos. Y aunque no le ha sucedido eso estando en mi piso estas semanas, son extraños los sueños que tiene.

"En el primero corro a una casa

En el segundo grito un nombre

En el tercer lloro cayendo al suelo

En el cuarto golpeo mi puño en él"

- Estoy bien... – Me dijo dándome un suave beso sobre mi mejilla – Pero duerme tú...

Sus sueños son extraños, pero las emociones que siempre le transmiten es un poco inquieto para mí.

"El primero me invade la adrenalina

El segundo me recorre el pánico,

El tercero me llega la tristeza

Y el cuarto me consume la ira"

De hecho, a ella no le preocupan sus inusuales sueños, porque le han sucedido tan a menudo, que dice que son parte de ella. Pero solo le preocupa cuando le sucede el quinto sueño.

"En el quinto sueño, todo es oscuro,

Pero pestañeo un segundo y una luz siempre me cega.

Mi último recuerdo son unos ojos,

Mirada familiar y a la vez ajena"

- Yo también estoy bien... – Le dije acercando mi nariz debajo de su mentón, y el olor de su piel me invade completamente – Mmm... que bien hueles – Dije hundiéndome cada vez más en el hueco de su cuello y ella se retuerce al sentir las cosquillas que le provoco

- Huelo a ti – Me lo dice desde una suave risa

- ¿Hueles a mí? – Le digo y la beso delicadamente en el hombro