Su cara enrojecida era levemente enfriada por el agua de la regadera.
Shinobu entreabre los ojos, al tiempo que de manera nerviosa juega con sus dedos.
Su corazón le dolía levemente y las mariposas en su estómago aún no se calmaban.
—Somos... novios...
Cierra la llave de la regadera, toma aire y suspira.
Nada cambia. Aún le dolía su corazón, le cosquilleaba su estómago, le ardía su cara y no podía dejar de sonreír.
Ella por Giyuu había perdido la cabeza desde que recién entró a preparatoria.
Su encuentro fue algo chistoso y vergonzoso.
Aún recuerda la mirada de desconcierto de su nuevo maestro de educación física al verla vestida de conejita.
No era su intención, fue obligada por una de sus compañeras del club de arreglos florares.
Se vistió de conejita y la dejaron encerrada en el aula del club.
Fue tiempo después que esa misma compañera le contó que todos se olvidaron que ella estaba encerrada, y ese día se quedó dentro del salón del club durante casi dos horas.
Su teléfono estaba en su maletín, que estaba en su salón de clases.
Quería gritar, llamar a alguien, pero le daba muchísima pena que la vieran vestida de esa forma.
Y fue entre esos momentos de desespero que la puerta del aula del club se abrió.
—Ah.
La mirada azulada de su nuevo profesor se clavó en ella.
—T-, Tomioka-sensei...
Lo conocía desde el año pasado, era compañero de trabajo de su hermana.
—Kocho...
—¡N-, No es lo que piensa, Sensei!
Su mirada estaba fija en su pecho, bajando a su trasero y volviendo a su cara.
Era de total desconcierto.
Su cara se puso roja de la vergüenza y quería morir ¡Nada peor que esto!
Esperaba un regaño, sin embargo, lo único que recibió fue un abrigo sobre sus hombros.
—Cámbiate.
El maestro, con sus mejillas algo rosadas, se da la vuelta y abandona el aula.
Ella solo se queda viéndolo.
—Lindo.
No.
—¡Muy lindo!
Un sentimiento de placer creció en ella al recordar las mejillas sonrojadas de su maestro.
Le gustaba verlo así, sin su expresión seria de siempre.
—Otra vez.
Ese pensamiento salió a flote en su cabeza, y lo haría durante las incansables bromas y jugueteos que le hacía al inexpresivo profesor.
—Otra vez. Mírame otra vez.
Nunca vio su cara poner alguna expresión frente a los demás, pero con sus bromas, normalmente las más pesadas, su expresión cambiaba.
—Solo yo... solo a mi...
Aunque casi siempre eran miradas de molestia, eso no impedía que le gustara ver otra expresión en su cara.

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Invierno - GiyuuShino
Fiksi PenggemarLas vacaciones de invierno empezaron ¡No hay mejor lugar donde estar que en la casa de tu profesor de educación física y deportes! Oh, espera... ¿Qué? Portada: @xElsyLight Kimetsu no Yaiba de Koyoharu Gotouge