Extra IV

1.8K 137 14
                                    

—¿Tu apartamento tenía terraza?

Luego de cerrar la puerta que daba con la azotea, miro extrañado a mi pareja.

—¿Viviste aquí más un mes y no caíste en cuenta?

Ella me hizo una mueca infantil y alzó varias veces sus hombros.

Era tan rara.

Los atardeceres en invierno no eran tan increíbles como en verano, pero tenían su encanto. 

Durante una buena cantidad de tiempo sufrimos de exceso de... acciones cariñosas calurosas (ACC), en nuestra relación, por lo que creí que tal vez un cambio de aires, unas interacciones más románticas podrían ayudar a cambiar la idea de «pareja» que Shinobu parecía tener.

¡Como adulto de la relación no permitiría que piense que todo es sex-!

—¿Quieres hacerlo aquí? Eres muy atrevido de repente —dijo mientras llevaba sus manos a la falda que, por algún motivo que no caí en cuenta, estaba usando a  pesar del frío que hacía.

Alarmado agarro su mano derecha y no permito que haga más.

—No.

—Mmm... —murmuró, mirándome fijamente—. ¿Entonces?

Parece que ella no quiere nada romántico...

¿Por qué no pensé en eso?

—A-, Aquí cualquiera podría ver... —excusé.

Debería solo haber dicho que quería ver el atardecer ¿no?

—Oh. ¿No te excita pensar en eso? —dice, pero luego sacude su cabeza cuando la volteo a ver—. Broma, broma.

Intenté ser romántico. 

Quise serlo.

Dándome por vencido, me acerqué a la baranda de la terraza y me recosté, viendo hacia el atardecer.

Estuvimos en silencio un rato, hasta que el sol estuvo a punto de ocultarse.

—Volvamos —sugerí, dándome la vuelta para irnos.

—Giyuu.

A su voz me detuve y la miré.

—¿Puedo gustarte?

Fruncí el ceño, desconociendo a lo que quería llegar.

—Estamos comprometidos ¿no?

Ella agacha su mirada y asiente.

—Es solo que... en verdad me gustaría tener una relación así de... tipo, bonita. No sé —ríe, quizá nerviosa—. Siento que últimamente nuestra relación fue más de... aquí y allá. Mhm. Eso.

¿Le daba vergüenza decirlo, pero no hacerlo?

—¡No digo que dejar de hacerlo! —casi grita, sacudiendo sus manos—. Solo que, ir de la mano, palabras bonitas... así. Me gusta.

Asiento.

Eso mismo quería decir yo.

—¿Y por qué preguntas si puedo gustarte? —pregunto.

De hecho, si estábamos comprometidos es porque ella me gustaba. ¿No?

Puedo verla apretar sus labios.

—Pero... ¿te gusto yo, yo? ¿o yo, de mi cuerpo...? Ay, perdona. Estoy, nerviosa —ríe, sin dudas nerviosa.

—¿Lo dices porque me sedujiste teniendo sexo?

Ella me miró, juntó sus dedos índices y jugueteó con ellos, haciendo además una mueca de timidez y vergüenza.

—Chi.

Rasco mi cabeza, en un intento de saber bien qué decir.

O sea, inicialmente sí me llamó su cuerpo. Hacerlo era increíble, pero... ¿eso era todo?

No creo.

No considero eso así.

Ella me miró, apretó sus labios y empezó a reír.

—Déjalo así, perdón por incomodar.

Antes de que huyera pasando por mi lado, agarré su brazo y le brindé un abrazo.

¿Qué? ¿Qué se supone que diga en estos momentos?

Tomé aire y la abracé.

...

......

—¿Dirás algo? —me preguntó.

—Me da pena —respondí, solo apretando el abrazo—. ¿Qué quieres oír?  ¿Que me gustas? M-, Me gustas, pero. 

«Mierda» muerdo mis labios. ¿Cómo le explico? ¿Cómo le digo?

Suspiro.

Moví suavemente su cabeza y puse su oído contra mi pecho.

Callé un par de segundos, luego hablé:

—¿Qué quieres oír? Que mi corazón lata tan rápido por solo estar con alguien nunca me había pasado. Es, más, como. Bueno —tartamudee—. Si necesitas a alguien a quien abrazar, aquí estoy. A alguien con quien pasar el tiempo, aquí estoy. A quien molestar... aquí estoy —Descargo mi frente en su cabeza—. Espero eso responda tus dudas.

Ella estuvo en silencio así que volví a hablar:

—Y lo seguiré estando aunque seas pequeña, parlanchina, molesta, bulliciosa, chihuahua, molesta, ruidosa, enana y molesta

Me sinceré por completo, abriendo mi corazón.

Ella se alejó de inmediato.

—¿Chihuahua? —preguntó mirándome con sus ojos húmedos, de una forma tan... ay.

—Me sinceré mucho.

—Espera ¿cómo que chihuahua?

—Vámonos.

Me intento zafar de su agarre, pero ella se pega más a mí.

—¿Cuál chihuahua, Giyuu Tomioka?

Nota: No volver a sincerarme mucho.

—Nee, nee. ¡Oye, te estoy preguntando algo!

Una patada en mi canilla me hace tragar un grito y rápidamente me agacho a sobarme.

—Uy, perdón. No esperaba pegarte tan fuerte —dice ella, aparentemente preocupada.

Dolió.

Sin duda dolió.

Pero, en el fondo estaba feliz. Extrañamente feliz.

Al inicio me pareció nada más que una mala idea. Un hombre tranquilo y una mujer molesta, un varón dispuesto y una mujer sugestiva. Salió mal, pero en el buen sentido.

Y al parecer, aún pasado el invierno, todo seguiría bien.

Ella también entendía que no todo era sex-

Un viento frío de enero sacudió su falda, dejando ver claramente algo transparente entre sus muslos.

... ¿en serio?

—¿... por qué no llevas nada?

—Fiu, fiu, fiu —silvó.

Era. Tan. ¡Rara!

[ FIN: EXTRA IV ]

Invierno - GiyuuShinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora