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'GAMES'.
La vista de la chica era únicamente aquel rostro hermoso y completamente marcado de forma fina, de igual forma que lo admiraba, trataba de trazar lineas en concecuencia sobre un lienzo en blanco, el cual denotaba su tesoro entre finas lineas de grisáceos que plasmaban un perfil enamorado del cansancio y de la vista que se pega por sobre la pantalla de luces en intensidad que lo apegaban a una monarquia, donde él era el dueño de todo, y el mando de la consola lo hacia reinar en forma de asesino de jefes con intencidad sin descanso. Estaba absorto en poder acabar con aquello que lo estaba molestando, que se sorprendió se sobremanera en un sobresalto de exaltados sentimientos de advertencia, al sentir el fino tacto de unas manos blanquecinas que se acomodaban entre su rostro y oreja, acomodando un mechón rubio por sobre la misma, y así hacer que la contraria pudiera tener una vista más dulce de su rostro, ahora sonrojado. Fijó su vista en aquella sonrisa de satisfacción que le brindaba la fémina mientras la notaba completamente absorta en su sumiso sentir a aquel dibujo de él. Se sintió apenado por no ser el centro de atención, fueron como unos leves celos que le duraron unos instantes desaparecidos cuando la chica volvió a fijar su rostro sobre el suyo.
— Amor, necesito que te quedes de costado — Exclamó tomando el mentón del joven para acomodarlo en dirección a la pantalla nuevamente — Así está bien.
— ¿No estás aburrida? — Volvió a pegar sus ojos con los de su novia.
— No. No me puedo aburrir cuando dibujo.
El chico realizó una cara de inconformidad a causa de su respuesta carente de cariño hacía él. Estaba un poco molesto por no pasearse entre los pensamientos de la chica. Así que para sorpresa de la misma, acomodó su rostro en el regazo de la fémina, para mirarla desde allí abajo. Notó desde aquella perspectiva el largo de sus pestañas, como su labio se aferraba al de arriba con un poco de nerviosismo mientras sus ojos se desvían en algún punto perdido.
— ¿Por qué no me miras?.
La chica suspiró y pegó sus ojos cafés en los de él. Aquella acción creó una vista alusinante, pues los cabellos castaños de la chica cayeron en forma de cascada recta, gracias al corto de los mismos, no llegaron a acariciar el rostro del joven, más no se pudo evitar el hecho de que la fémina acomodó unos mechos detrás de su propia oreja, esperando con pasiencia alguna palabra de dulce sentir que le pueda dedicar su amado. Más este quedó completamente conmocionado con las vistas, y no pudo evitar el tener que inyectarse una dosis de adrenalina para levantarse de golpe y tomar la nuca de la chica con ambas manos para acercarla a su rostro sonrojado y pegar los labios de ambos en una danza de contagiosas lenguas abrazadas la una a la otra que caían levemente a la tentación, en busca de aguna lejania de su realidad para poder fugarse juntas y vivir en paz, ambas aferradas a la otra al compás de un tango lento.
