O3 | Atsumu Miya.

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'STUPID WORK'

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'STUPID WORK'

Atsumu Miya era un poco pesado a la hora de querer algo de su novia, le gustaba mucho que ella solo le prestase atención a su persona y le estuviera dedicando caricias a cada momento que él deseara, más allá de si ella tenía tiempo o no, él sentía que debia de ser más importante, el no sentirse solo que cualquier otra cosa que la castaña tenía por hacer. Y esa era una de esas veces en las que se había sentido solo por no estar con ella en todo el día a causa de los entrenamientos y solo deseaba llegar a casa en un cansancio absoluto, a encontrarse con la diosa dominante de su vida y que la misma le dedique caricias mientras este se bañaba plácidamente.

Mientras abría la puerta se deleitaba con las ganas de alfin acariciar aquella dulce y pálida piel que lo tenía hipnotizado.

— Ya llegué.

Cerró la puerta en absoluta sumisión de sus pensamientos un poco indecorosos sobre su novia, mientras sonreía enamorado de imaginarse cada centímetro de la pequeña chica que de poca gracia de llega aunque sea al pecho.

— Hay comida en el microondas, y no te pude preparar la bañera, estoy ocupada.

En el cerebro de Atsumu, solo se oyó aquel: "Estoy ocupada", que le dedicaba la hermosa voz de su novia. Se quedó estático con la mochila a medio camino del brazo, viendo a la fémina desaparecida del living, a sabiendas de que estaría en su estudio con algún trabajo encomendado o que su fecha de entrega del manuscrito estaba por llegar. A paso lento se fue acercando al pasillo, con las manos sudorosas, sabía que se encontraría con una castaña de cabello desenredado, con ojeras que cubrían sus dulces pecas y el pijama de ayer, porque él sabía que no había dormido.

— Te dije que duermas.

— Tomé café y un par de bebidas energéticas.

La mirada del rubio se paseó por el estudio, notando seis latas de bebidas energéticas y dos tazas de café sucias sobre el escritorio.

— Te vas a hacer mal — Exclamó acercándose a la fémina, acomodándose detrás de la silla de ruedas, donde su espalda se hallaba encorvada, ya parecía el jorobado de Notre Dame — Eso por no hacer esto antes, ¿por cual capitulo vas? — Dijo mientras comenzaba a dejar masajes en los hombros contrarios.

— Cuarenta y cinco.

— ¿Fecha de entrega?.

— Pasado mañana.

— ¿Cuántos capítulos para este tomo?.

— Seis.

— ¿y te faltan...?.

— Este y uno más.

El chico comenzó a dejar dulces besos por el pelo de su chica, deleitándose con el aroma a miel que el dicho poseía, se notaba que en algún momento del día hizo una pausa para bañarse. El imaginar el agua alrededor de la piel desnuda de la chica, lo hizo sentir envidia, él había sido prohibido de cualquier tacto en denominado sexual, a causa del período de la fémina, que para su mala suerte duraba una semana, ¿como pudo aguantar una semana sin bañarse o mimar a su novia?, realmente no tenía ni idea, pero eso lo hacía tener más ganas de tirarle la tableta gráfica por la ventana y comenzar a embestirla con fuerza sobre todos aquellos lápices y hojas que quedarían en el suelo, expectantes a tal acto en pura envidia desmedida. Sus pensamientos volaron tan alto que comenzó a besar el cuello de la chica, dándole gracias al de arriba porque la misma llevaba camiseta de tirantes. Dejó pequeños besos dulces, sin dejar de acariciar el hombro con sus manos, en un masaje placentero que comenzaba a bajar por la espalda, de forma dulce y caliente. La chica entendía lo que el rubio quería lograr, pero estaba tan cansada y se sentía tan bien que no podía sacar de su boca algo más que no fuera un gemido o suspiro ahogado en placer dulce. Él chico vio como la de ojos azules se sumía entre sus caricias y comenzó a morder en lentitud el lóbulo de su oreja a sabiendas de que el mismo era el punto débil de la chica y que así cedería ante el dulce tacto.

erotic   ⸻haikyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora