Kim Wooseok fue aclamado como un genio entre los genios cuando tenía catorce años.
A los quince ya había pateado el trasero de todos los Alfas y betas de la manada hasta la inconsciencia.
A los dieciocho fue nombrado capitán.
Y a los diecinueve se...
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Para alejar el dolor, quédate conmigo todos los días.
—Eugh, demonios. —Seungyoun se quejó tan pronto como despertó—
La cabeza le dolía como el demonio y se sentía muy adolorido, además de que hacía mucho frío.
Seungyoun se dio cuenta de que había estado tirado en un frío suelo desigual y rocoso, por lo que todo su cuerpo estaba rígido y tenía la ropa sucia.
Se enderezó entre quejas y se frotó el rostro, se apoyó en una especie de pared, pero tuvo escalofríos al notar los zarpazos y rasguños marcados profundamente en la piedra, los cuales también se extendían al suelo y a otras paredes, realmente estuvo asustado de estar en la guarida de alguna bestia salvaje tan violenta como para crear semejantes estragos. Incluso había rastros de sangre, aunque casi se estaban desvaneciendo.
Agitó la cabeza y buscó la procedencia de la única fuente de luz, la cual venía de un hueco en lo alto del lugar.
—¿Dónde carajo estoy?
Incluso el eco era escalofriante.
El joven alfa intentó ir a explorar y descubrir su ubicación, pero su cuerpo rebotó contra una barrera imperceptible.
Justo cuando estaba por despotricar, miró una silueta alta recostada en una pared rocosa.
—¿Quién está ahí?
La silueta dejó su lugar de descanso y se acercó, por lo que pronto Seungyoun pudo ver un rostro estoico y blanco.
—¡Han Seungwoo! ¿Dónde estoy?
—Por el acto de atacar a un Omega en recuperación, el Alfa ha ordenado que te castiguen con reclusión en las cuevas subterráneas de la manada
Seungyoun apretó los labios y se frotó los brazos intentando entrar en calor.
—¿Dónde está Wooseok?
Ante la pregunta, Seungwoo frunció el ceño en total desaprobación.
—Probablemente siendo amedrentado debido a ti. El Alfa estaba muy enojado por tu falta de disciplina.
Seungyoun resopló.
—¿Y qué haces aquí?
—Cho Seungyoun, eres de verdad inconsciente.
—Claro, seguramente escuchar tus malditos sermones también debe ser parte del castigo.
Seungwoo perdió el buen temperamento y gritó con resentimiento desde el fondo de su corazón.
