ADOLESCENTE PROBLEMÁTICO

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Después de estar encerrado en el baño como por cinco minutos, decide bajar a la sala para encontrarse al mayor acostado en el sofá quien al verlo rápidamente cubre su rostro con una almohada.

Diego confundido le ve y se aproxima hacia pero la voz del mayor le hace detener.

-¿Quieres salir al parque?-

Pregunta Roberto quitando la almohada de su rostro y darle una pequeña sonrisa lastimera, la cual no fue captada por el menor.

-Claro, pero sigo con dolores en mi espalda baja-

Mintió Diego ya que quería seguir con la broma, Roberto asiente y decide que es mejor no ir ya que pues el también comenzaba a sentirse mal.

Del solo pensar que había tocado borracho a Diego le causaba nauseas y no porque le diera asco su pareja, no, le daba náuseas el solo pensar como el mismo estando bajo los controles del alcohol pudo hacerle eso al menor.

Diego miraba serio al mayor, desde hace buen rato se quedaba mirando a la nada fijamente y eso comenzaba a molestarle y decidió romper el silencio que había en la sala.

-Deja de mirar a la nada, me molestas-

Roberto le miro lastimero y hablo.

-Yo lo siento-

Finalizó el mayor desapareciendo de su vista por las escaleras, eso si que lo dejo muy estupefacto ante aquello y decidió no darle mucha importancia así que se pasaría la tarde mirando películas en el televisor.

En cambio Roberto se la estaba pasando fatal, trataba de recordar todo lo que le hizo al menor anoche pero le era imposible y eso hacia que comenzara a llorar en bajo por lo frustrado que estaba.

-Diego, perdona me...no puedo creer lo que te hice, doy asco-

Susurro mientras se tapa el rostro con sus manos y daba hipos cuando recordaba las palabras del menor.

-“Tuvimos sexo”-

Su pecho dolía, bastante, tomo una bocana de aire y trato de tranquilizarse; haría lo posible para mantener la postura hasta la fiesta de Juan la cual era al día siguiente en la noche y tenía que llevar a Diego ya que no podía dejarle sólo.

Cansado de tanto que estuvo llorando, decidió tomar una ducha para después caer en brazos de morfeo y dormir profundamente aun con su corazón dolido.