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Despertó por un fuerte ruido que venía de la cocina,  se paro alarmado y corrió en dirección hacia esta, al entrar se encontró con Diego quien al parecer intentaba preparar el desayuno.

Se recargo en el marco de la entrada, le miraba como trataba de hacer todo bien, sonrió un poco y camino hasta el para tocarle el hombro.

-¿Se puede saber qué haces?-

Pregunta Roberto.

Diego brinca asustado y le mira un poco enojado, suspira y habla.

-Yo quería preparar el desayuno para ambos, pero al parecer no puedo-

Roberto ríe y le pide que se vaya a mirar la televisión, el prepararía todo ya que más tarde irían a comprar ropa para el adolescente.

Este mientras cocinaba pensaba mucho si deberían ir a la fiesta de Juan, ya que no sabía como Diego se comportarían con los demás; termino de dejar los platos en la mesa y fue por Diego quien estaba mirando ¡una película para adultos!

Rápidamente desconecto la televisión y le miro enojado, miro como el adolescente estaba con la respiración alterada, se dio cuenta que este no dejaba de verlo y se dio cuenta de lo que quería.

-¡Oh no jovencito! ¡Ni lo pienses!-

Grita enojado Roberto caminando hacia la cocina sin dejar de verlo, Diego se para caminando hacia el dispuesto a obtener lo que quería.

-¡Diego! ¡Vete a bañar, ahora!-

Grita desesperado Roberto tomando un sartén dispuesto a defenderse, mira como Diego camina directo hacia las escaleras; suspira aliviado y se deja caer en el suelo.

¡Dios! ¿Qué mierda le pasa? Pensaba Roberto mientras sujetaba sus cabellos, se paro y se sentó dispuesto a desayunar en no que Diego terminaba lo suyo.

Se dio cuenta que Diego no tenia pensado bajar, así que guardo todo en la nevera y camino hasta las escaleras donde descendió por ellas directo hacia arriba. Camino por el pasillo hasta llegar al baño donde toco preguntando.

-¿Diego? ¿Estas bien?-

Pregunta de brazos cruzados con cara de preocupación, iba volver a tocar pero la puerta se abre dejando ver al adolescente quien estaba ya bañado pero con la misma ropa.

-¿Qué?-

Pregunta Diego pasando al lado de el sin verlo, Roberto niega y cierra la puerta del baño, camina hacia el para tomarlo del hombro.

-Tenemos que comprarte ropa, no puedes ir por ahí con eso siempre-

Hablo Roberto mirándole a los ojos, Diego le mira de igual manera pero solo por unos segundos antes de rodar los ojos fastidiado.

-Esta bien-

Habla resignado soltándose de su agarré caminando en dirección a las escaleras, donde desapareció de la vista del mayor; Roberto aprieta los puños un poco cabreado pero lo deja pasar ya que le sigue hasta llegar a la puerta principal donde toma las llaves del auto.

Ambos salen del departamento y caminan hasta el auto donde suben, Roberto le pide que se coloque el cinturón de seguridad pero este le ignora y bufa molesto.

-¡Que te lo pongas!-

Grita molesto, logrando su cometido, sonríe algo alterado y decide avanzar en dirección al centro comercial.

En el transcurso era un silencio algo aburrido así que decidió hablar.

-Te comprare solo cinco cambios y dos pares de tenis o zapatos ¿esta bien?-

Pregunta sin dejar de manejar, este espera una respuesta pero le mira de reojo y se da cuenta que este tenía los auriculares puestos.

Decide no volver hablar y sigue manejando, después de unos minutos manejando llegaron y detuvo el auto saliendo de este mirando como Diego aun estaba distraído en su celular.

Camina hacia la puerta donde se encuentra éste, abre la puerta y le obliga a salir y suspira pesado mientras ambos caminan en dirección a las tienda.

-¿Qué tipo de ropa quieres?-

Pregunta Roberto mirándole.

-Ninguna de esta ropa me gusta, vamos a otra-

Habla Diego intentando salir de la tienda, pero le fue imposible por el agarre del mayor quien le miro seriamente a los ojos; suspiro y rojo los ojos fastidiado sonriendo le incrédulo.

-Esta bien, miremos esta ropa-

Diego se suelta del agarre y comienza a mirar la ropa, Roberto por su lado también buscara algo de ropa para el ya que al final irían a la fiesta de Juan.

Diego mira desinteresado la ropa y escucha unos murmullos a unos metros de el, voltea encontrándose con chicas de su edad; éstas miraban a Diego sonrientes mientras murmuraban cosa.

Diego sonríe de igual forma y sigue mirando la ropa, una de estas chicas se acerca hacia el y le habla.

-Hola, soy Lucy y ¿tú eres?-

Pregunta la chica colocando su mano en el hombro de Diego, este le mira a los ojos y habla.

-Diego, me llamó Diego-

-Diego ¿te gustaría ir con nosotras a una cafetería que esta aquí cerca?-

Pregunta coqueta acariciando la mejilla de este.

Diego no lo piensa mucho y asiente yéndose con las chicas sin avisar a Roberto, el cual ya tenia ropa para el y ahora estaba buscando a Diego.

-¿Diego? Ya tengo ropa para mi ¿encontraste algo que te guste?-

Pregunta caminando por donde le miro la última vez, se queda confundido al no verle por ningún lado y le pregunta a una persona de ahí si le a visto.

-¿Un chico de dieciséis años? Hace poco mire salir a un chico acompañado de cuatro chicas-

Habla la persona encargada de la tienda.

Roberto se queda quieto un momento y le entrega la ropa, rápidamente sale de la tienda mientras maldice mentalmente.

Maldita sea Diego, ¿donde estas? ¿Por qué te fuiste sin decir nada? Se preguntaba mientras volteaba hacia todos lados buscándole.

Se detiene en un banco cansado, no lograba encontrarlo así que descansaría un poco, saco su celular dispuesto llamar lo pero le mira saliendo de una cafetería mientras abrazaba a dos chicas.

-¿Qué mierda hace abrazando a esas dos chicas?-

Se pregunta molesto caminado en dirección hacia ellos, Diego seguía hablando con las chicas sin darse cuenta que su pareja venía en dirección hacia este.

-¿Me puedes explicar qué haces aquí?-

Pregunta Roberto molesto.

Diego al escuchar la voz se separa rápidamente de las chicas y le mira a los ojos, iba hablar pero Lucy le coloca el dedo en los labios.

-Shuu, yo hablo, el esta con nosotros así que no interrumpas anciano-

Habla seriamente mirando a Roberto, ambos se miran con enojo.

-Diego, vámonos a casa-

Habla Roberto cruzados de brazos.

Las cuatros chicas miran a Diego quien aun miraba Roberto, esta le comenzaron a buchear por lo aguafiestas que era y eso le molesto.

-¡No! No iré contigo, me quedo con ellas-

Habla Diego firme mirando molesto a Roberto, las chicas ríen y eso hace que la furia de Roberto creciera demasiado.

-Es todo, nos vamos-

Finaliza Roberto tomando de la oreja a Diego quien comenzó a quejarse por el agarré, no le importó y así se lo llevo hasta llegar al auto donde lo metió a fuerza.

-Llegando a casa, de esta no te salvas Diego-

Prende el auto y retrocede para tomar la misma dirección por donde venían, mientras Diego sobaba su oreja la cual dolía.

ADOLESCENTE PROBLEMÁTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora