―Estoy aquí con una de nuestras más queridas estrellas y en lo personal uno de mis mejores amigos, Harry Styles―presentó Giuliana Rancic a la cámara mientras Harry posaba a su lado cómodamente, con las manos atrás―. Tengo entendido que fue una sorpresa de último minuto que te nos unieras hoy, ¿no es así?
―Que puedo decir, he soñado con presentarme en el Times Square desde que era un pequeñajo―respondió Harry―. Realmente estaba esperando a que se diera, y por fin se dio.
―Estamos entusiasmados por verte. ¿me dicen que te presentarás a las nueve? Es un poco temprano para ti.
Prácticamente abriría el Show.
Harry se encogió de hombros y sonrió con complicidad―. Me gusta dormirme temprano.
Giuliana fingió pegarle en el hombro con su micrófono y ambos rieron. A Harry le costaba un poco desenvolverse frente algunos periodistas, pero ella era una cara familiar. Lo había entrevistado en OneDirection tantas veces que se sentía mucho más natural con ella que con casi cualquier otro.
―Ahora, pongámonos serios un momento―se pegó más a él y a su vez la cámara se acercó―. Tienes que decirme, Harry, ¿A quién besarás a media noche?
―No lo sé, Giuliana, he estado tan ocupado planeando el show que no he tenido tiempo de buscar a alguien.
―¿Entonces beso sorpresa para ti?
―Bueno, no sí aceptas ser el mío.
La presentadora gritó mientras se giraba a la cámara para que todo el mundo viera su expresión. A su lado Harry reía amistosamente y la sostuvo cuando casi tropezó con sus propios tacones.
―Me temo que ya tengo un beso reservado, Harry―añadió con pesar una vez más calmada―. Pero entre nos, oí que Ryan Seacrets también anda por ahí buscando su pareja de media noche.
―Ah, perfecto, ¿puedes decirme en dónde se encuentra?
Después de un par de chistes más la presentadora tuvo todo lo que necesitaba y se despidió. Harry regresó a su silla en el camerino, donde esperaba ser terminado de maquillar para subir al escenario.
La energía era una locura. Desde las alturas escuchaba el bullicio de personas aglomerándose en las calles de Manhattan. Había luz y brillos por todos lados, gorros de fiestas, papelillos plateados y dorados, de todo. La expectación emanaba de todos, incluso de él mismo, y por un momento dejó ser absorbido por todo ello.
No había plan. No podía pensar en uno ni queriendo, y de igual forma, no quería. Se presentaría y correría a verla. Eso era todo, hasta ahí funcionaba su mente.
Ambos estaban en la misma ciudad. Habría que sumar dos más dos para entender que la verdadera razón del porqué Harry estaba allí era por ella: después de enterarse por medio de Gemma que se presentaría a unas manzanas en un elegante evento teatral(estrellas de Hollywood incluidas) sabía qué era lo que tenía que hacer.
Seguirla.
Se lo debía a los dos.
Así que presentarse + irse verla a ella en el escenario + forzar un encuentro casual + besarla= Estar juntos al fin.
Tenía que funcionar, ¿cierto?
Después de todo, todavía le quedaba el último día del año para tachar la resolución más importante de la década: recuperar al amor de su vida.