Hola mis amados lectores, si no comentas, vota. Les deseo lo mejor en este año nuevo, que este lleno de bendiciones para ustedes.
Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.
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Disfrútenlo
YYY
Capítulo 59. No te rebeles mucho, perra.
Bakugo Katsuki, había estado preparando todo para este momento. Ya era consciente del deseo sexual que el maldito de Deku generaba sobre él. Ese día en los bastidores marcó una pauta para saber que quiso hacerle algo más específico ese día. Ambos lo deseaban, sino fuera de esa forma entonces no comprendería porque Midoriya gemía como si la puta vida se le fuera en ello.
Lo sintió estremecerse bajo su tacto desde que comenzó a jugar entre sus nalgas. Se aprovechó de la debilidad de Izuku, una derivada de su inestabilidad emocional, nacida del problema con esa perra de cara redonda.
Cuando el muy hijo de puta se sentía con el autoestima hasta las jodidas nubes, no era maleable, por eso anduvo rondando cerca de la maldita castaña hasta que por fin ese par hicieron lo que él ya sospechaba que harían: Dejarse de hablar. Lo que lo dejó justo donde lo quería: tembloroso entre sus manos, ansioso de más.
Una vez que el pecoso se abrió de piernas, Katsuki se relamió los labios ante la vista y la sensación gratificante de poder, por eso, para prevenir que el tonto intentara escapar de nuevo, se acercó para con brusquedad tomarle las manos para atarlo. Lo que aprovechó para desabotonarle la camisa y bajarle los pantalones.
─ Ba-bakugo-san…
─ Cállate.
Pero el necio de cabello verdoso seguía removiéndose, por lo que Bakugo ejerció suficiente fuerza para someterlo. Una vez que logró controlarlo, le dio con la varilla de metal, tal fue la fuerza que ejerció que se escuchó como esta atravesó el aire. Para llegar al muslo interno del de cabello revuelto.
Quien gimió en éxtasis, mas al notar como Katsuki lo giraba para que pudiera verlo de frente, esos ojos rojos llenos de lujuria eran demasiado, mas con la expresión tan ardiente de ese hombre peligrosamente guapo. Estaba muy jodido porque su mente no estaba procesando nada. Solo que le ardía ahí donde el otro le golpeaba, pero en cambio se le producía una erección, cada vez más grande.
Bakugo dejó de hablar para con una sonrisa satisfecha, comenzar a golpearlo, pero no son antes pasearle de forma seductora la punta metálica antes de golpearlo con fuerza. Acababa de golpearle en sus sensibles pezones, los cuales terminaron duros y él gimió fuerte, sin poderlo evitar. Lo que sacó una sonrisa socarrona al mayor.
─Al parecer encontré un punto sensible.
Dicho esto, se acercó para pasear su legua, estaban calientes y sensibles por el reciente golpe pero eso no le importó y los mordió tan brusco, que les sacó sangre. Izuku temblaba por eso, gemía como loco y líquido pre seminal salió de la punta de pene ante los maltratos a sus pezones, al tiempo que sentía los dientes afilados de su captor, junto con su saliva cálida cerca.
Su cerebro estaba fuera de combate, no procesaba más que el dolor que le daba escalofríos de éxtasis. Peor aun cuando Bakugo comenzó a jugar bruscamente con su pene, sacándole un grito de dolor porque fue tosco al tomarlo, pero eso se convirtió rápidamente en un suspiro de satisfacción.
Bakugo se sentía cada vez más extasiado, Izuku estaba lleno de moretones, sus pezones estaban inflamados con sangre, el pecoso tenía una mirada de deseo y placer gloriosa, por lo que, lo jaló hacia él de la nuca para darle un beso por demás demandante, donde Bakugo le mordió muy rudo los labios y la lengua, sacándoles sangre, Deku respondió de la misma forma con una mirada retadoramente excitada. Bakugo le tomó el cabello para jalarlo súper brusco de la nuca, haciendo su cabeza para atrás.
─No te rebeles mucho, perra.
Tras esto, dio un golpe fuerte con la varilla en el cuello expuesto del menor quien sacó un sonido de dolor, que le causó una corriente eléctrica, por lo que sin dudarlo lo atacó a mordidas súper toscas al punto de sacarle sangre otra vez y de nuevo, los quejidos comenzaron a convertirse en sonidos de placer.
─Voy a follarte bien duro…
Esperaba un temblor de parte del menor, pero en su lugar obtuvo una sonrisa de esas retadoras mientras le enredaba las piernas alrededor de su cadera.
─ Veamos qué tan duro eres.
Eso fue una clara declaración de intenciones, por lo que Katsuki con una sonrisa malvada, se puso el condón que habría traído justo para esto, empotró al pequeño cuerpo de Midoriya contra una pared para con brusquedad tomarle las caderas y sin haberlo preparado, entró de una. Provocando que el menor arqueara su cuerpo por lo duro de aquello, ese miembro caliente y grande que aun sentía bastante bien a pesar del condón. Aun así no liberó a Bakugo de su trampa de sus piernas. Quien sin darle tiempo a nada, comenzó con las embestidas rápidas y brutas. Era su primera vez y se lo estaba haciendo como si ya tuviera una vida sexual activa desde hacía ya al menos 6 meses. Le estaba doliendo demasiado. Pero en cierto punto ese dolor, aunado a las expresiones ardientes de Bakugo, quien sudaba y gruñía mientras lo mordía, fue suficiente para que los gemidos sin vergüenza salieran poderosos de Izuku, quien estaba muy excitado más con los golpes que le daba Katsuki ocasionalmente en sus nalgas, que lo hacían arquear su espalda.
En un momento supo que las cosas acabarían cuando se le ocurrió morder a Katsuki en el cuello y él lo abofeteó mientras le daba una estocada especialmente tosca. Con esto, Deku terminó entre los estómagos de ambos, Bakugo se movió apretando su dé por si, tosco agarre para venirse dentro de Deku pero dentro del condón.
Con neutralidad, esperó hasta que se calmó para salir de dentro del pecoso. Soltó a Deku de las muñecas quien se cayó tembloroso y débil al piso. Bakugo mientras se acomodaba su ropa y guardaba sus cosas.
─Espero luego repetir, zorra.
Tras eso, se marchó de ahí, dejando a Izuku confundido y herido en el piso. Sin dignarse a voltear atrás.
YYY
¿Qué pasara con Izuku? Capítulo 60. Perdí contra mi instinto.

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Toxicidad en el ring [Katsudeku]
RomanceLa euforia de poder ganarle a un rival en el ring, se comparaba mucho a lo que sentía cuando heria ese rostro pecoso, simplemente por el placer de saber que únicamente él podía dejar así a Midoriya, tanto en el ring como en la cama, el sufrimiento d...