Capítulo 30. La mejor oportunidad.

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Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 30. La mejor oportunidad.

El pobre pecoso sentía que le faltaba el aire, estaba mareado, la capacidad para procesar palabras coherentes le fallaba. En sus oídos solo escuchaba un zumbido doloroso que no le dejaba en paz, estaba a punto de desmayarse. El mayor le miró tan descompensado que se preocupó.

─ Joven Midoriya ¿se encuentra bien? ¿Quiere que vayamos a la enfermería para que lo atiendan?

─ ¿M-me podría repetir eso q-que me dijo, por favor?

En los ojos jades había una súplica, pues se notaba asustado como si le acabaran de decir una mentira, como si aquello fuera solo una ilusión. Seguramente eso era, él seguía en algún hospital, herido luego de su pelea con Toshinori-san y casi murió, estaba en coma en algún lado o inconsciente; porque la situación salía totalmente de lo que podría considerarse normal o real. Se sentía como desconectado con su realidad y entorno.

El más alto notó esta inquietud del menor y le sonrió comprensivo.

─Usted realmente tiene un talento innato que nunca antes había visto. Se lo puedo jurar, usted es exactamente lo que estoy buscando. Con el entrenamiento adecuado y una buena guía se convertirá en uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.

El peli verde comenzó a llorar sin control.

─ ¡Y-yo no podría ser lo que usted está buscando, pídaselo mejor a alguien como Todoroki-san o Bakugo-san, yo no sirvo para eso, realmente aprecio que usted me diga que valgo la pena pero los dos sabemos que no doy el ancho! ¡Discúlpeme por ser tan inútil!

Tras aquello se levantó solo para hacer una pronunciada reverencia pero no dejaba de llorar como si su vida dependiera de ello, no podía evitarlo, se sentía tan patético ahí disculpándose por ser lo que siempre había sido: un incompetente.

/Realmente lamento tanto decepcionarlo/

─ ¿Usted se ha rendido incluso antes de intentarlo?

Fue la pregunta del dueño del gimnasio, quien solo lo observaba como si quisiera comprenderlo mejor, analizándolo. Esa actitud tan determinada en el mayor, quien portaba una mirada de fiereza lo dejó paralizado, ansioso.

─ Yo no doy el ancho...

La respuesta sonó a una lastimera auto lamentación.

─ Yo no le pregunte si no es capaz, le estoy preguntando si se ha rendido.

El aun firme noto que usó el mayor, seguía descomponiendo al pobre Izuku quien comenzaba a sentirse extraño.

─Y- yo soy un inútil que no lo vale...

Estaba tan nervioso que le costó pronunciar eso, en ningún momento se levantó de su posición en el suelo, hasta que el mayor cansando de esta pose, fue hasta donde estaba el más joven para levantarlo.

─Levántese Joven Midoriya, no esté en el piso dando esa imagen tan triste de usted.

El chico admiró de frente esos enormes ojos azules, completamente anonadado por la situación y por ser levantado de esa manera, que el peso de las palabras hizo mella en él, haciendo que llorara.

─No soy digno de sus atenciones...

─Eso lo decido yo, no usted. No le estoy diciendo que sea perfecto a la primera, Joven Midoriya. Nadie nace sabiendo y usted tiene un camino largo que recorrer, si usted no tiene aspiraciones en cuanto a ser boxeador lo comprendo; pero si no las tiene ¿Para qué trabajar aquí día y noche si podría dedicarse a otra cosa? Además, si fuera creyera que no vale la pena, no le estaría ofreciendo esta oportunidad en primer lugar.

─Pe-pero...

─ Déjese de excusas y pretextos, respóndame y más importante, respóndase a usted mismo con la verdad sin meter cosas raras en el medio de esta respuesta o evadirla como lleva haciendo todo el rato: ¿Qué quiere hacer usted? Eso es todo lo que importa y lo único que yo quiero saber. De lo demás, me encargo yo.

Midoriya Izuku tuvo encima de él las palabras y gestos de este hombre que admiraba más que a nadie, con ello su llanto incrementó pues le llegaron los recuerdos del recuento mental de todo lo que había vivido para llegar a este preciso momento, desde donde vio por primera vez a All Might y generándole esta admiración descomunal hasta ese año duro de trabajo al que se acostumbró solo porque se conformaba a eso a estar lejos de su sueño de estar en un ring, todo lo que tuvo que vivir para llegar a este tiempo.

Aun entre lágrimas Izuku tuvo una determinación.

─ Quiero ser su aprendiz.

YYY

¿Qué pasara? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 31. Iniciando este camino difícil

Toxicidad en el ring [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora