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—Loki, tus supresores, toma uno ahora, sentí tu olor hasta mi laboratorio y no quiero que tengamos los mismos problemas de tu celo pasado. —Bruce dejó una tirita de pastillas sobre el velador del pelinegro.

—Sí, sí, como digas. —Se removió en la cama sin abrir los ojos, cubriéndose la cabeza con las mantas.

—Lo digo en serio, Loki. No sería bueno que olvides tomarlos de nuevo, recuerda que vives rodeado de Alfas. —advirtió, acomodando sus lentes.

—No exageres, no todos son Alfas.

—Tony y Nat salieron del país, así que no cuentan. Todos los que quedamos somos Alfas, si no te cuidas tú, nadie lo hará. —Bruce tuvo que cubrirse la nariz, el aroma a menta y miel se intensificó cuando Loki volvió a removerse en la cama.

—Si mal no recuerdo, ya todos tienen pareja. No creo representar una amenaza.

—¿Tanto te cuesta tomarlo? A pesar de que un Alfa tenga pareja, un omega solo y en celo siempre representará una tentación.

—Es que no me gustan, detesto esas pastillas, no me sientan bien.

—Te gusten o no, las tomarás.

—¡Bien! —resopló —. Lo haré cuando me levante, dormiré un poco más, así que largo.

Bruce negó con la cabeza pero obedeció y salió de la habitación de Loki en silencio, el aroma del azabache empezaba a inquietarlo.

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¿Destino o Amor? | StokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora