Capítulo 3.

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—Lo siento amigo Steve, pero yo lo vi primero. —Thor apenas volteó a mirarlo, había aferrado sus manos con mucha más fuerza sobre el pecho de Loki, apretando sus pezones con la clara intención de marcar territorio. 

Steve no espero más y se acercó dispuesto a alejarlo usando la fuerza si era necesario. Esta vez Thor sí le prestó atención y se movió un poco para enfrentarlo, dándole a Loki el suficiente espacio para invocar una daga y clavarla en uno de los muslos de Thor, quien se apartó dando un gruñido por el dolor, el pelinegro lo empujó aún más apuntándole con la punta del filoso objeto, su mirada era fiera y la amenaza estaba impresa en su expresión. 

—Cómo ve, Capitán Rogers. —habló, sin apartar su mirada de Thor, quien cubría con una mano la sangrante herida en su pierna —. No necesitaba ayuda, pero agradezco su buena intención. —Se limpió el sudor de su cara, sentía todo su cuerpo ardiendo y cada vez le costaba más mantener sus piernas firmes, necesitaba esos supresores con urgencia —. Ahora si me disculpan, me retiro. 

Bajó su arma y recuperando su porte elegante comenzó a caminar con prisa hacia los laboratorios, donde sabía que encontraría a Bruce. Arrugó la nariz cuando sintió una línea húmeda y cálida resbalar por el interior de su muslo, la situación con Thor había sido demasiado peligrosa y si no fuese porque había aprendido a tener algo de autocontrol puede que todo hubiese terminado con ambos sobre una cama. 

Aquellos pensamientos fueron desplazados cuando sintió que alguien iba tras él, se tensó sin querer voltear y apresuró su andar. 

—Loki, espera. —Steve lo había alcanzado, y aunque el Alfa respetó su espacio personal al no acercarse mucho, no bajó la guardia —. Estás yendo con Bruce ¿Por qué? 

—No te importa. —Tener a Steve cerca aumentaba su inquietud, ese olor a libros y madera empezaba a marearle y hacer que sus piernas flaqueen. Tuvo que apoyarse de la pared mientras seguía avanzando. 

—Es peligroso, él también es un Alfa. —El rubio le seguía de cerca, sin ser consciente había empezado a soltar feromonas a su alrededor, como signo de posesividad y protección. Estaba en una lucha interna, tener a Loki tan cerca, temblando, tan caliente y necesitado, con ese aroma dulzón le hacía perder la razón. 

—Ya lo sé, pero tiene algo que necesito. 

—¿Acaso ustedes...? —Frunció el ceño, sin molestarse en ocultar su enojo, más feromonas fueron soltadas y Loki ya veía borroso por la intensidad del aroma. Su entrada escurrió  más cuando notó las pupilas dilatadas del rubio, parecía que saltaría sobre él en cualquier momento, y eso en vez de asustarlo, subía su nivel de excitación y necesidad. 

—No saques conclusiones apresuradas, pero sea cual sea el caso no te interesa. —Tuvo que detenerse para apoyarse en la fría pared, el sudor empapaba su cuerpo haciendo que la ropa se le ciñera, resaltando su delgada y bien formada silueta, sus mejillas estaban enrojecidas y su respiración agitada. Steve salivó y se relamió los labios ante tal visión —. Vete, me estás mirando como si fuese un jugoso trozo de filete y para serte sincero, no quiero lastimarte. 

—¡Loki! —Llamó Thor interrumpiendo el momento, al parecer había olvidado por completo la herida en su pierna cuando vio al omega con un alfa que no era él. 

—Ay, no puede ser. —Respiró hondo, concentrando toda la fuerza que le quedaba en sus piernas y casi corrió hasta llegar a los laboratorios, aprovechando que ambos rubios estaban ocupados jugando a quién era el alfa más fuerte y merecedor del pobre omega necesitado. 

Entró empujando las puertas de vidrio, sin el mayor tacto fue directo al científico que estaba de espaldas, y con un toque brusco le hizo girar. 

—Loki, ¿Qué...? 

—Supresores, dámelos. —demandó, sujetando las solapas de su bata. 

—Los que te di esta mañana eran los últimos que me quedaban, ¿por qué no los tomaste? Dios... —Intentó cubrirse la nariz sin ningún recato, el aroma de Loki se había intensificado demasiado. 

—Lo olvidé, y luego apareció Steve y tuve que salir de ahí, pero me encontré con Thor en el pasillo y... Las cosas se descontrolaron un poco. 

El ruido en el exterior y un par de gritos les hicieron mirar hacia fuera. 

—¿Un poco? —preguntó Bruce arqueando una ceja y alejándose de Loki, estaba frente a un omega en celo y sabía que era peligroso —. Mira Loki, no quiero problemas y sé que tú tampoco, deberías irte antes de que... 

—Ya sé lo que haré, —afirmó el pelinegro, haciendo desaparecer la distancia que creó el científico segundos antes, Thor y Steve entrarían en cualquier momento y no le gustaba nada la idea de estar rodeado de tres Alfas idiotizados por las hormonas, puede que provoque algunos daños colaterales, pero era necesario, tenía que despertar a la bestia —. Perdón, Bruce. 

—¿Qué haces? 

Y antes de que pudiera procesar bien lo que sucedía, el hechicero lo había agarrado de la nuca, empujándolo hacía su rostro para juntar sus labios en un beso suave. El alfa de Bruce despertó ante el contacto, y queriendo profundizar más en aquella caricia lo rodeó con sus brazos para pegar más sus cuerpos. En ese momento exacto ambos rubios irrumpieron en el lugar presenciando la íntima escena. La sangre de Thor hirvió de rabia y celos. 

—¡Banner! —gritó fúrico, y Loki pudo apartarse a tiempo cuando el asgardiano se le fue encima al científico. 

—¡Thor, espera! —Steve había ido tras él, tratando de detenerle. 

Loki miró emocionado cómo la piel de Bruce empezaba a adquirir un tono verdoso bajo el cuerpo de Thor, sonrió victorioso mientras salía del laboratorio a tiempo para no presenciar el desastre, hubiese querido quedarse a ver el espectáculo, pero tenía que apresurarse en tomar los supresores que estaban en su habitación. Al menos por ahora había logrado zafarse con éxito. 

—Alfas, siempre tan manipulables. —susurró, con las pocas fuerzas que le quedaban.  

¿Destino o Amor? | StokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora