Capítulo 2.

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Loki le dio un vistazo al pasillo antes de seguir caminando, había recordado que estaba en celo y tenía que mantenerse alejado de los Alfas hasta que se le pase, no había podido coger las pastillas que Bruce le dejó, y tampoco tenía intenciones de volver a su habitación, no sería nada bueno encontrarse con Steve, no después de lo que le había hecho sentir. 

Apresuró su andar, tenía que encontrar a Bruce cuanto antes para pedirle más, a pesar de odiar la idea de tener que tomarlos. Suspiró con frustración, cuando una puerta a su derecha se abrió de repente, dejando ver la enorme figura de Thor. 

—¡Loki, buen día! —saludó el asgardiano con una amplia sonrisa. Loki frenó en seco, chocando contra el enorme pecho de Thor y apartándose al instante. 

—¡No te me acerques! —Advirtió, con una mirada amenazante. 

Thor frunció el ceño confuso, pero luego de unos segundos sus fosas nasales se dilataron con el aroma dulzón de Loki. El rubio aspiró y olfateó con ganas, cerrando los ojos y deleitándose con aquel olor, ahora recordaba lo mucho que le gustaba el olor de Loki, y el porqué siempre trató de mantenerse alejado cuando éste entraba en celo. Thor era débil, muy débil. 

Empezó a acercarse al pelinegro, sus ojos azules se vieron empañados por una neblina oscura. 

—Loki... Estás... 

—¡Ya lo sé, idiota! Apártate de mi camino, tengo que ir con Bruce. — Trató de pasarlo de largo, lo más lejos que el estrecho pasillo le permitió, pero no pudo avanzar más de dos pasos cuando una enorme y áspera mano le detuvo de la muñeca. 

—¿Irás con Bruce para que te atienda? No será necesario, podría hacerlo yo. —El agarre se hizo más fuerte, posiblemente le dejaría una marca en la pálida piel. 

—Suéltame. —Advirtió Loki, en un gruñido bajo pero amenazante, lo hubiese querido evitar, pero si Thor se ponía más intenso tendría que atacarle. 

—No quieres que lo haga, pequeño omega. Déjame atenderte. —Su voz ronca hizo que Loki temblara por un segundo, de ira e indignación. Los ojos azules del rubio se habían oscurecido, estaban empañados de lujuria y deseo que no le permitían pensar claramente. 

—Podría lastimarte mucho solo por tu atrevimiento de llamarme "pequeño omega", pero tengo prisa ahora, así que suéltame. —Tiró su brazo hacia abajo pero esto solo sirvió para que Thor intensifique su agarre. 

—Me encanta cuando te pones salvaje. —Lo jaló, acorralando al hechicero entre la pared y su cuerpo. Otro temblor se hizo presente en las extremidades de Loki cuando sintió la nariz del Alfa olfateando su cuello, donde más se concentraba su olor. 

Las grandes manos del rubio soltaron sus brazos y empezaron a repartir caricias desordenadas en el torso y muslos de Loki, haciendo que el pelinegro contenga un suspiro al sentir como su temperatura corporal iba en aumento —. Thor, basta... —Las palabras temblaron al ser pronunciadas, empezaba a perder el juicio y a cada segundo que pasaba sentía su entrada más y más húmeda. Un gemido bajo escapó de sus labios cuando sintió la suavidad de los labios y la lengua de Thor agasajando su cuello, dejando marcas húmedas en su piel y pequeñas mordidas inofensivas —. Por favor... —Cerró los ojos con fuerza cuando sintió el gran y duro miembro ajeno frotarse entre sus piernas, embistiendo sobre la ropa como si lo estuviese follando, la mente de Loki comenzaba a nublarse, sentía su propia lubricación escurrir por los muslos, su entrada palpitaba ansiosa y su piel quemaba ante las caricias que el más grande le regalaba. Pero él no quería, no así, odiaba tanto cuando cualquier Alfa trataba de aprovecharse de su celo para... 

No, no quería. 

—¡Thor! —La voz de Steve, poderosa como el trueno, retumbó en todo el lugar —. Déjalo, ahora. 

Y sí, fue una amenaza. 

¿Destino o Amor? | StokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora