Capítulo 7.

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—¿Loki no vendrá?

—No, aún no está del todo recuperado. 

—Sin Tony y Nat nos vendría bien su ayuda. 

Steve desvío la mirada del arquero sin saber que responderle, Clint no tenía problemas en hacer evidente su preocupación por la actual situación, pero él no podía darse ese privilegio. 

—Me tienen a mi, todo saldrá bien. —La bonachona sonrisa del Dios del Trueno enfrió un poco los ánimos, pero lo cierto era que todos se encontraban nerviosos por tener que combatir en medio de una zona urbana y sin la ayuda de Tony, Nat y Bruce; porque aunque el científico se haya mostrado dispuesto a despertar a Hulk, todos sabían que sería una terrible decisión considerando la ubicación en la que tenían que pelear, así que este fue relevado al puesto de conductor. 

Steve no quería tener en su consciencia más muertes de civiles por un absurdo error de cálculos, sería demasiado hasta para él. 

Suspiró, apretando con más fuerza el borde de su escudo cuando sintió la ligera vibración que emitía el quinjet cuando estaba a punto de aterrizar. El desastre desarrollándose frente a ellos cuando bajaron fue suficiente para mandar al diablo todos sus miedos e inseguridades y empezar a dar órdenes a su equipo y a estrellar su escudo contra los enemigos como si no importase nada más. 

Él era el Capitán América, y todos confiaban en él. No podía fallarles.

°°°

Loki terminó de abrochar la última hebilla de sus botas de cuero. El molesto sonido del reloj de pared lo había hartado por completo y necesitaba salir de ese lugar cuanto antes. 

No era porque la preocupación le haya estado hincando en el pecho desde que Rogers se fue, no era porque no pudo tomar una siesta tranquila y apagar sus pensamientos por unos minutos, no era porque una vocecilla en su cabeza no dejaba de preguntarle si ellos de verdad se encontraban bien.

No era por nada de eso, era el sonido de ese estúpido reloj el verdadero motivo por el que decidió ir al parque Central, no sin antes convertir al pequeño artefacto en un manojo irreconocible de tuercas y alambres con un delgado rayo verde disparado de su índice. 

Estúpida chatarra midgardiana, todo era su culpa. 

°°°

Una iridiscente luz azulina golpeó la tierra con tanta fuerza que la hizo temblar, haciendo que un grupo, de al menos, treinta máquinas con el inconfundible sello de Hydra quedaran humeantes e inservibles sobre el terreno ahora destruido. 

—Thor, controla tu fuerza, no queremos que los edificios cercanos se vean afectados. —reprendió Steve cuándo el Dios descendió hasta donde se encontraba. 

—Tienes razón, lo siento. —Se disculpó Thor, su expresión avergonzada de niño regañado casi hace sonreír a Steve por el contraste que generó con su musculoso y enorme cuerpo de Vikingo. 

—Despejado por aquí. —habló Clint, y su voz llegó a sus compañeros a través del intercomunicador en sus oídos. Steve y Thor dirigieron su atención hacia el techo de un pequeño edificio a doscientos metros de ellos, donde se encontraba el arquero agitando sus dos brazos en el aire para llamar su atención —. Creo que fueron los últimos. Después de esto me tomaré unas merecidas vacaciones, sé que les haré mucha falta pero podrán sin mi. —declaró, y Steve suspiró aliviado, pudiendo imaginar la expresión divertida en el rostro de su amigo. 

—Ya regresa, Barton. Volvamos a la Torre antes de que aparezca la prensa. —ordenó Steve, y Thor a su lado le palmeó la espalda haciéndole tambalear.

¿Destino o Amor? | StokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora