Capítulo 8.

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Un tenue rayo de luz se cuela por el enorme ventanal de la habitación de Loki, acariciando los cabellos negros desparramados sobre la almohada. Bruce se endereza en el pequeño sofá, advirtiendo el ligero movimiento de los dedos del pelinegro, y tratando de no hacer ruido, se inclina un poco para analizar mejor su pálido rostro, sonriendo sin querer por la enorme diferencia entre un Loki dormido, y un Loki con todos los sentidos siempre alertas. Bruce lo encontró inexplicablemente tierno e indefenso en ese estado, y por un momento tuvo el impulso de acomodar su almohada, acto que no pudo ser consumado ya que, de repente, Loki abrió los ojos, haciendo que el científico se aleje con rapidez y vuelva a hundirse en el sofá. 

Loki dio una mirada rápida a su alrededor, y en un par de segundos pareció recuperar la lucidez. 

—¿Dónde está Steve? ¿Está bien? —preguntó, usando sus brazos como soporte para sentarse, sin estar por completo consciente de la otra presencia en la habitación. 

—Sí, solo algunas heridas menores, nada grave. —respondió Bruce, acomodando sus lentes, y solo entonces el hechicero pareció volver a respirar con normalidad. 

—Quisiera verlo de todas formas, para estar seguro. —Hizo una mueca con los labios, queriendo salir de la cama, pero una mano frente a él lo detuvo. 

—No, te quedarás aquí a descansar. —ordenó Bruce. 

Loki parpadeó rápido, y luego frunció el ceño mirando a Bruce por primera vez desde que despertó. 

—¿Quién te has creído para darme ord… 

—No, no, ni se te ocurra, Loki. —Le interrumpió, levantando una mano frente a él —. Lo que hiciste allá afuera fue muy imprudente y arriesgado, le exigiste demasiado a tu cuerpo que aún no estaba en buenas condiciones a causa de tu celo, pudiste haber quedado muy lastimado. 

El pelinegro chasqueó la lengua. —No estoy para un sermón ahora. 

—Te lo mereces. 

—Bueno, ¿y qué? De todas formas, no es como si a alguien aquí le interesara mi bienestar. —Cruzó los brazos sobre su pecho, mirando hacia la pared frente suyo. 

—¿De qué hablas? —Bruce frunció el ceño, pareciendo ofendido por lo que acababa de escuchar —. Loki, me preocupaste mucho. —El desconcierto brilló por un segundo en los ojos verdes al oír tal declaración, pero al instante volvió a su máscara indiferente. Bruce volvió a acomodarse los lentes con dedos torpes —. A-a todos, nos preocupaste a todos. —corrigió, su mirada clavada en el piso —. Los síntomas que presentaste no son normales en los celos, —procedió a explicar, recuperando un poco de la compostura perdida —, sospecho que algo podría andar mal, y me gustaría hacer algunos análisis para… 

—Es por el sello. —Soltó Loki de repente, dejando a Bruce con las palabras enredadas en su boca medio abierta. 

—¿Sello? —repitió, intrigado. 

—Sí. —respiró hondo, sin estar por completo convencido de que hablar sobre el tema sería bueno —. Desde hace muchos años puse un sello en mi interior, reprime mis hormonas y evita que tenga los calores característicos; en resumen, —Se llevó una mano a la sien, apoyando el codo sobre sus piernas —, inhibe todos los síntomas y malestares, siempre y cuando mantenga una distancia prudente de cualquier Alfa, jamás me había dado problemas, y no entiendo porque de pronto se… —Sus labios se cerraron, sin encontrar una palabra adecuada para lo que quería expresar. 

—Se… ¿rompió? 

—Sí, algo así… Fue bastante doloroso. —Hizo una mueca de disgusto recordando la sensación. 

¿Destino o Amor? | StokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora