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Después de unos minutos sentados uno junto al otro, Hyunjin se decidió a quitarse el traje, pero el grito de Seungmin lo asustó.

—¡Idiota, será invierno en un par de días!—Hyunjin frunció el ceño sin entender—Si te quitas esto, tienes alta posibilidad de enfermarte, está helado aquí dentro,—explicó levantando un dedo, parecía un verdadero enfermero preocupado por su paciente, Hyunjin volvió a posar las manos sobre piernas, sin saber que hacer mientras Seungmin tiraba del gorro del traje de banana, se estiró concentrado en ponerlo en la cabeza de Hyunjin para conservar el calor. —Listo.

—Gracias—agradeció, Seungmin se acomodó a su lado, abrazándose los brazos. Como abogado esperaba que pronto los vinieran a buscar, su hermana no se podría demorar mucho en pagar la multa, pronto se haría tarde, los grados bajarían más y no sabría qué hacer. Miró a Seungmin buscando cómo sacar el tema, de verdad necesitaba resolverlo.—¿Me odias?

Seungmin movió la cabeza hasta descansarla sobre el hombro del pelinegro, sonriendo. Hyunjin no se movió, era intrigante la forma en que le hacía perder la cordura.

—No puedo odiarte, por más que quiera—algo dentro de Hyunjin se relajó—¿Tú me odias?—una diminuta sonrisa adorno el semblante de Hyunjin, divertido.

—No lo hago—recibió el suspiro de Seungmin en el cuello, cálido—Quiero aclarar que no te desprecio, Seungmin—comenzó—en ningún momento quise decirlo, menos en ese. Cuando dijiste que te gustaban los hombres no me sentía asqueado por ti o tus gustos, eso no hace diferencia en mí—respiró profundo, la atenta e inexpresiva mirada del azabache le asustaba.

—¿Y por qué lo dijiste?—Hyunjin cerró los ojos pensando en la mejor forma de explicarlo, la cabeza de Seungmin todavía seguía sobre su hombro, descansando como una obra de arte.

—Sé que no es excusa, pero estaba molesto—tragó—No soportaba la idea de que me ignores, de que no me mires...—susurró lo último—tú y tus conclusiones apresuradas, me enoja que pienses lo peor de mí, en esa noche lo dije porque despreciaba tus crueles ideas de mí, ordenándome antes que nada que me alejara de Yejun, y de ti—Seungmin cerró los ojos dejándose llevar por la voz de Hyunjin. El pelinegro humedeció los labios para continuar hablando, pero el más bajo lo interrumpió.

—Tendrás que decir algo más para tener mi perdón, si eso es lo que quieres—Hyunjin lo quería.

—¿Estás cómodo?—cuestionó por el reciente peso de Seungmin en su costado. El azabache asintió, mirándolo con firmeza—Bien, ¿Qué tanto debo decir para tu perdón?—Seungmin lo pensó, juntando la boca en una mueca.

—¿Quién eres?

Una pregunta difícil, sin duda. Hyunjin apoyó la espalda a la pared, girando la cabeza, no creía poder responder, era algo que no estaba seguro.

—No sé—confesó.

-—¿Quién supones ser?—Hyunjin sonrió triste, esa se la sabía.

—Me llamó Hwang Hyunjin, soy abogado de una famosa firma, padre de una niña de cinco años llamada Ha-eun—explicó—Vengo de una familia prestigiosa, mi padre es dueño de muchas firmas de abogados en el país, pero me hice el rebelde y le trabajo al enemigo—rió con gracia, contagiando a Seungmin.

—Debió regañarte.

—No tanto, peor fue cuando se enteró que sería abuelo—-eso llamó la atención de Seungmin, quien recargó más su cabeza al lado de la Hyunjin. Hwang pudo escuchar su calmada respiración.

—¿Qué tan difícil fue?

—¿Decirle que su hijo menor sería padre o las condiciones en las que lo sería?—preguntó exhausto, el secreto y vergüenza que tanto ocultaba quería escaparse de las manos, Seungmin le suplicó con aquellos ojos, pidiendo más de él.

𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐬𝐨𝐧/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora