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Hyunjin se acomodó en la cama cansado, una parte de su corazón no lograba recuperarse del susto de hace unas horas. Llevaba un buen rato sin despegar la mirada, a veces Seungmin hacía muecas y sonidos entrecortados, acción que a Hyunjin le hacía pensar que quizá tenía pesadillas.

Como respuesta lo abrazó, le amó a través de sueños y latidos ruidosos que chocaban en su pecho, le apretó con miedo de que se fuera. Se veía tan frágil y vulnerable que imaginó que en cualquier momento se podría deshacer, incluso cuando llegó y le sostuvo, tuvo el terror de que al tocarlo se podría hacer pedazos en sus manos.

—No te vayas jamás, por favor—le sopló unos cabellos, quitando algunos para que no le molestaran. Hyunjin le acarició las mejillas para su propio bienestar, le hacía bien asegurarse de que era real, de Seungmin dormía tranquilo a su lado.

Hyunjin escuchó atento al exterior, Yejun se había ido a dormir hace poco, era un niño muy inquieto. La tía del menor se había ido de viaje unos días con su reciente pareja, por lo que no había nadie más para cuidar de ambos. Le pidió el favor a su hermana de cuidar a Ha-eun, su hija le preguntó en la llamada el por qué ella no estaba invitada a la pijamada, exigiendo que a la próxima iría para poder descansar con Yejun ya que tenía muy buenas historias para dormir. Hyunjin creía que la relación entre sus hijos había mejorado gracias a que ellos también habían resueltos sus problemas, a final de cuentas los hijos imitaban los comportamientos de sus padres.

—¿Hyunjin?

Se volteó preocupado, topándose de frente con la violenta mirada de Seungmin. No había otra forma de describirla, a pesar de la oscuridad de la habitación Seungmin poseía la viveza en el iris, la rapidez de moverlos con precaución. A muchos podría aterrarle, pero a Hyunjin le encantaba.

—Sigue durmiendo—Seungmin frunció el ceño—Yejun está bien.

—¿Dónde?

—En su cama—pareció calmarse, ya que sus hombros dejaron de estar rígidos. Hyunjin se inclinó despacio, soltando de a poco su amarre alrededor del cuerpo del menor—¿Te molesté?

—No—Seungmin parpadeó al techo confundido—No recuerdo qué pasó.

El pelinegro lo atrajo de vuelta, era imposible mantener a Seungmin alejado cuando le atraía como imán. Hyunjin quería quitarle las penas de un beso.

—Hyunjin, no recuerdo—algunas lágrimas cayeron sobre la piel de Hyunjin.

—Bebé, te contaré todo—Seungmin se escondió en su cuello, débiles sollozos se escapaban de su garganta—Seungmin, te ayudaré.

—Soy un-una carga—le empujó suave para observarlo. Hyunjin no aguantó otro segundo y unió los labios en un desesperado beso, uno que reveló a Seungmin lo precioso que era chocar sus bocas.

No entendía cómo es que juntar los labios sobre los de la persona que querías podría sentirse así de bien, tampoco entendía el caos interno, el desorden desesperado que le palpitaba en la sien. Estaba completamente loco mientras le besaba, no podía pensar en qué hacer, o hasta si debería moverse, no se permitía si quiera respirar, la interacción era muy valiosa como para dejarla en segundo plano. Seungmin levantó las manos y las descansó con cariño en su cuello, deslizando suavemente las tibias yemas en la ardiente piel.

Nunca antes había besado a alguien con amor, ahora lo había descubierto, porque no había duda que el roce de Seungmin era lo más delicado y dulce que sintió alguna vez.

Seungmin se despegó de un tirón, había durado un eternidad. Ambos respiraron ahogados, evitando verse a los ojos luego de tal demostración.

Había sido un beso inocente, la clase de beso que Seungmin normalmente rechazaba porque decía que eran aburridos, pero esta vez la expresión plasmada en su rostro decía lo contrario.

𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐬𝐨𝐧/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora