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—¿Hasta cuándo debo llevarte al trabajo?—Hyunjin levantó la vista de su teléfono hasta posarla sobre su hermana.

—Hasta el fin de semana, el mecánico me dijo que el auto estará listo el Sábado—Hayun asintió, concentrándose en la calle. Ha-eun estaba sentada a su lado jugando con una muñeca, había intentado hablar con ella sobre el problema que tiene con el niño de la guardería, pero su hija solo respondió que no le importaba lo que le pasara a ese bebé y que no lo hacía porque quería, solo sucedía. Hyunjin se molestó con ella, él no la había criado así.

—¿Aún no te habla?—preguntó refiriéndose a Ha-eun.

—No, y no pienso disculparme, ella lo sabe—Hyunjin habló fuerte, esperando que la pelinegra escuchara. Ha-eun lo miró sin interés, volviendo a jugar. Hyunjin suspiró cansado, no entendía la actitud de su hija, nunca fue del tipo malcriada, siempre le obedecía y admitía sus errores, pero está vez se negaba a pedir perdón.

—Llegamos—luego de un silencio incómodo, los Hwang se estacionaron frente a la guardería, Hyunjin desató el cinturón de seguridad de Ha-eun, procurando ignorarla, de verdad que estaba enojado con ella. Hayun bajó del auto primero ayudando a su sobrina, la tomó en brazos riendo, susurrando cosas graciosas que hizo que Ha-eun sonriera. Hyunjin salió del auto con las manos en los bolsillos, viendo a las decenas de padres dejar a sus hijos en la entrada.

Caminaron con Ha-eun en brazos de su tía, el más alto se quedó en la reja observando como su hija arregabla su pequeña mochila, conversando animada con su tía. Hyunjin escuchó unas carcajadas cerca, sonrió inevitablemente, las risas de los bebés eran muy contagiosas.

—¡Quiero un libro nuevo!—los tres se voltearon atraídos por la inocente voz, Hyunjin quiso taparse el rostro con las hojas del árbol que estaban detrás, no quería verlo tan temprano.

Seungmin dio un salto seguido de su hijo, esquivando una poza de agua, ambos rieron divertidos. Yejun iba caminando lento, con la mano de su padre como guía, llevaba un abrigo y un gorro de lana sobre sus revoltosos rizos. Hyunjin se acercó a su hermana para entablar una conversación y que Seungmin no lo viera, pero ya era muy tarde.

Hayun lo miró interesada, acariciando la cabeza de Ha-eun, Hyunjin en cambio se giró avergonzado con los fugaces recuerdos de la improvisada carrera de ayer, su herida aún no cicatrizaba. Los Kim se detuvieron en frente, Hyunjin vio a Seungmin sonreír de lado, tocando su mejilla con la mano libre.

Ese bastardo.

—Hola, buenos días—saludó, tomando en brazos a Yejun. Su hermana estiró el brazo para presentarse, coqueta.

—Hola, mucho gusto—Seungmin la tomó sonriendo, viendo de reojo a Hyunjin. Ha-eun gruñó en los brazos de Hayun cuando ella y Yejun se tocaron por la proximidad.

Parecían perro y gato.

—Soy Kim Seungmin, este es mi hijo Yejun—su hermana sonrió brillante ante el castaño que la observaba con curiosidad. Hyunjin limpió el sudor de sus palmas nervioso, tenía una mala intuición.

—Oh, eres el chico con el que Hyunjin tiene problemas—Hyunjin se golpeó la cabeza contra el vidrio del auto, no queriendo girarse. Seungmin tosió avergonzado.

—Yo no diría problemas...—era bueno mintiendo, había que admitirlo—Hola, Ha-eun.—su tímida hija sonrió encantada al azabache, estiró la mano igual que su tía.

Dios, no puede ser. Hyunjin se removió en su traje, viendo como Seungmin recibía tiernamente la pequeña mano de Ha-eun.

—Fea—dijo Yejun de pronto, arrugando la frente ante Ha-eun. Seungmin rápidamente puso su mano sobre la boca de su hijo, abriendo los ojos arrepentido.

𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐬𝐨𝐧/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora