Capítulo 8

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Pasaron unas horas y Raphael permanecía acostado en la cama improvisada. Miró a su alrededor y todo se veía tranquilo.

Sin embargo, su aura de paz y tranquilidad fue perturbada. En ese momento, su padre abrió la puerta de la habitación con calma.

Raph maldijo nuevamente en su mente y suspiró. — Hola sensei...ya me siento mejor que antes.

- Ya veo, el medicamento de Donatello contra la resaca definitivamente te funcionó. - dijo sarcástico.

— ¿Resaca? — Preguntó dudoso Raph a lo que dijo. Honestamente, era nuevo para él.

- Cuando bebes demasiado sucede. Te da dolor de cabeza, vómito a veces e incluso mareos o irritación. - levantó una ceja.

— Pero yo no bebí. — Dijo aquel, a pesar de todo, no quiso que lo descubrieran.

- Raphael, no me mientas. - levantó una ceja. - Ayer te vi llegar, decidí no salir al ver que Donatello te atendió.

— Oh... ¿por qué no me sorprende? — Dijo Raph con una mueca, desviando la mirada con molestia.

- ¿Disculpa? - le miró con seriedad aquel, levantando una de sus cejas.

— Nada...creo que sólo estoy un poco mareado aún. Quise decir que no puedo ocultarte nada.

- Bueno, que dicha que te has dado cuenta. - suspiró profundo. - No quiero que se repita.

— ...Bien. — Dijo, cruzándose de brazos, no estaba tan molesto...más bien apenado.

- Aún eres joven y no sabes manipular esos licores. Hablaré con Jones en cuanto lo vuelva a ver. - levantó una ceja.

— No hagas eso, él me sugirió refresco, yo elegí la bebida. E insistí. — Dijo inmediatamente, no quiso meter en problemas a Casey. Su padre era muy capaz de restringirlo a venir.

- Bien, entonces demuéstrame que es la última vez que haces algo así. - le dijo seriamente. - Donatello cuidará de ti hasta que estés bien por completo.

— Si, sensei... — Dijo con un murmuro, no estaba de buenas y estar ahora con Donatello hasta que se recupere tampoco era lo mejor.

Este se levantó y suspiró profundo. - Vendré a verte de nuevo en un rato. - le dijo con calma, retirándose de allí.

Asintió su segundo hijo, quedándose en el silencio de la habitación...

Al cabo de un rato, casi unas 2 horas, Donatello regresó acompañado de Mikey, quien quería traerle de comer a Raph. - No hables muy alto, Mikey. Raph sigue delicado.

— Pero Raph de todos modos se molesta, no tiene caso si estoy en silencio o no. — Dijo Mikey a su lado.

- Aun así... No quiero que explote y le duela más la cabeza. - levantó una ceja.

— Bien, pero no prometo que no se enoje. — Dijo Mikey con un puchero.

Soltó una risilla leve, llegando al cuarto de Raph con calma. Intentaba mantenerse lo más maduro que pudiese.

Raphael les vio llegar y alzó una ceja al verlos, suspiró y prefirió no seguir. De todos modos, la cabeza le dolía un poco.

- Te trajimos el almuerzo. Además, después de comer debes beber esto. - le enseñó un medicamento casero que preparó.

— Pensé que sólo iba ser para esa ocasión... — Se quejó un poco el de rojo.

- Ya este es el último, lo prometo. - aseguró a este, mirando a Mikey traer la comida del de rojo.

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