Lo dirigió por el bosque, llevándolo más adentro del lugar, se hacía más oscuro al entrar.
- Raph... ¿Seguro que es por aquí? - preguntó al ir junto a él. - Está algo oscuro.
— Si, vamos bien. Paso por aquí todas las mañanas. — Sonrió leve.
- Bien, bien. - sonrió suave aquel, rodando sus ojos y siguiéndole con calma. Sin soltar su mano.
Caminaron unos metros más y se detuvo Raphael. — Muy bien, voy a taparte los ojos, es una sorpresa.
- ¿Una sorpresa? - soltó una risilla, notando como este ya le cubría los ojos.
Caminaron un poco más, Raphael asegurándose de que no se tropezara o cayera. — Con cuidado... Bien... Antes de cualquier otra cosa... Dijiste que querías estar por tu cuenta conmigo, ¿cierto?
- Bueno... Quiero estar contigo siempre, Raph. - le respondió este en un tono confundido, de verdad que no entendía nada.
— Me alegra saberlo, porque he trabajado mucho en esto. — Dijo Raphael, y destapó sus ojos.
Parpadeó un poco, mirando a su alrededor un poco. - Oh...
Se mostró que en medio del bello bosque... Estaba una cabañita pequeña y acogedora. Una chimenea que, al parecer, ya echaba la humo.
Abrió sus ojos en sorpresa, mirando a su novio y luego la construcción. - Tú... ¿Tú la construiste? - preguntó asombrado.
— No fue fácil. Vi muchos tutoriales para poder lograrlo. — Sonrió leve. — Lo hice de un tamaño razonable para los dos.
Este miraba emocionado la cabaña, mirando a su pareja y luego la casa, así varias veces. - ¿¡Es nuestra!? - preguntó emocionado. Era de las pocas veces en que Donatello elevaba su voz o mostraba mucho sus emociones.
— Sip, es toda nuestra. ¿Te gusta? — Preguntó Raph con suavidad.
- ¡Por supuesto! - le tomó de la mano. - ¡Nuestra cabaña! Vamos a verla, vamos. - decía emocionado, era... Un lugar suyo y de Raph... De ambos
Lo dirigió al interior de la casa, una vez entrando se vio una linda sala de madera, unas sillas incompletas y una pequeña chimenea de piedra.
Donatello miraba con fascinación todo, era simple y pequeño, pero se notaban los detalles que Raphael puso con amor en la casa. - Es tan bella, Raph. La chimenea está fascinante.
— Es de lodo y roca, muy resistentes. Y aún estoy trabajando en los muebles. — Dijo con orgullo.
- Puedo ayudarte. - le miró con una sonrisa. - Me gustaría aportar también... - se acercó a ver todo.
— Si quieres, pensaba que en conseguir tela y demás, pero bueno, nuestra apariencia no ayuda mucho. — Sonrió leve.
- Le pediré ayuda a April, ella nos traerá cosas para decorar un poco. Lo bueno es que está dentro de la propiedad... Así que, en sí, no rompemos ninguna regla. - soltó una risilla, mirando la casa. - Oh, Raph... Es hermosa.
— Me alegra que te guste. Siento que será ideal. Ya si Casey se siente incómodo con nosotros en su granja, tenemos nuestro propio lugar. — Dijo aquel. — Podemos tener gallinero, cosechas, lo que quieras.
Sonrió ante eso, mirando más la casa. - Nuestra... Es nuestra cabaña. - dijo con cariño, mirando a su pareja. Acercándose para darle un gran abrazo. - Me ha hecho tan feliz, Raphie...
Raphael lo abrazó fuerte, le encantaba saber que amaba su nueva cabaña... Su nuevo hogar.
En eso, le miró y sonrió, besando sus labios. - Raphie, te amo...!
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The Ideal Instinct
RomansaDonatello siempre ha tenido grandes atributos: Su inteligencia, su dedicación, su rol en el equipo. Pero uno, en especial, siempre ha tenido la protección de Raphael. Y eso lo ha notado, ¿será que algo despertó en el inteligente del grupo?