— Vamos...vamos...así es.
De un laboratorio, Don estaba probando un nuevo invento para él y sus hermanos. Había estado trabajando duro en una mochila equipada con armas necesarias para viajes largos. Aquella tortuga de cinta morada llevaba horas aislado en su laboratorio, a veces solo necesitaba momentos de silencio y paz para que las ideas le llagaran. Sus hermanos son agradables, pero a veces eran demasiado ruidosos.
De la entrada, Michelangelo asomó la cabeza al laboratorio de su hermano. Sonrió un poco y entró con cuidado al lugar. Donatello soldaba un artefacto, sin embargo, así que el posible ruido que hiciera su hermano no lo pudo detectar.
— ¡Doooooonieeee! — Dijo el de naranja a su hermano mayor inmediato.
Ante ese ruido, dio un salto sorprendido, abriendo ampliamente sus ojos y dejando caer sin querer su artefacto de soldar y su invento. - Mikey...! - dijo ante el susto, quitándose su máscara de soldar con sorpresa.
— Donnie, estoy aburrido. Leo está ocupado, Raph también y Maestro Splinter ni se diga. Haz algo conmigo. — Dijo casi en berrinche el menor.
- Mikey, no tengo tiempo en este momento, no he terminado siquiera la mitad de los artefactos que necesitamos para la próxima misión. - se agachó para recoger lo que tiró sin querer. - Ve a buscar con qué entretenerte por tu cuenta.
— Ya lo hice, pero casi todos los juegos que tengo ya los terminé y Raph no me deja jugar el resto. — Hizo un puchero.
Este le miró un poco más, pensando leve. - Bueno, puedes ser de ayuda entonces. - tomó una caja llena de clavos y tornillos. - Sepáralos, son muchos y ya sabes, cuando construyes es muy incómodo tener que estar buscando cuando están revueltos. - le sonrió. Esperaba que con eso ya dejara de molestar.
— ¡Claro! Soy muy organizado, ¿sabes? — Dijo con orgullo, tirando todos los tornillos sobre la mesa frente a él.
- Bueno, por eso eres perfecto para el trabajo. - levantó una ceja y le sonrió, para luego volver a ponerse su máscara de soldar.
— Uhh, ¿qué vas a hacer? ¿Algo científico? — Al ver dónde iba a soldar.
- Solo unas cuantas armas, para las mochilas equipadas. - respondió, suspirando profundo. - Aunque creo que tendré que hacer una pausa, llevo horas sin comer.
— No te preocupes, voy a comenzar a organizar. Estarás muy orgulloso del logro. — Sonrió Mikey a su hermano.
Le miró hacer aquello, separar los tornillos de los clavos. - Bien, iré a la cocina a comer algo rápido, regreso pronto. - se quitó de nuevo la máscara de soldar.
— Oh! Hice algo de comer hace rato por si deseas, aunque no sé si Casey se lo comió con su visita en la mañana. — Dijo Mike.
- Bueno, tengo la ligera sospecha de que ha hecho eso. - le dijo al salir del laboratorio, caminando hacia la cocina. Miró a Jones dormido en el sofá, con un comic cubriendo su rostro, rodando sus ojos. Entrando a la cocina.
A su lado, Raph estaba holgazaneando. Venía el programa con algo de desinterés.
Miró al de rojo por unos segundos, después de ello, desvió levemente su mirada. Hace ya unos meses que... Se sentía extraño cuando estaba con él. De hecho, la tortuga de rojo era una de las principales razones por las cuales se la pasaba en su laboratorio... Se avergonzaba rotundamente de lo que por su cabeza pasaba. Pero era inevitable... Raphael siempre era atento y cuidadoso con él, más de lo que un hermano normal sería... Y sin querer, a veces esas acciones protectoras de su hermano le... Le llamaban la atención.
ESTÁS LEYENDO
The Ideal Instinct
RomanceDonatello siempre ha tenido grandes atributos: Su inteligencia, su dedicación, su rol en el equipo. Pero uno, en especial, siempre ha tenido la protección de Raphael. Y eso lo ha notado, ¿será que algo despertó en el inteligente del grupo?