Pasó un mes con rapidez en la granja Jones, las cosas al principio eran nuevas para las tortugas y acostumbrarse a una vida más campesina, pero con un poco de práctica y devoción, pudieron acoplarse muy bien. Incluso ya tenían su primera cosecha de maíz, con lo cual prepararon tantas cosas distintas. Era bastante interesante lo mucho que podían cultivar e incluso April les ayudaba mucho.
Además, Donatello notaba una mejor relación con Raphael, por parte del de rojo notaba acciones más atentas y... Amorosas.
Daba lo mejor de sí para poder dar amor a Donatello. Al parecer, podía tratarse de que realmente sí sentía algo por él. Con la ayuda del morado, fue dándose cuenta de ello. Una mañana, Donatello se levantaba para desayunar. Raphael no estaba a su lado cuando abrió los ojos. Bajó a la cocina y se encontró a este allí... Sonriendo suave. Lentamente, Raphael comenzaba a aprender a cocinar. No era el mejor, aun así, daba su mejor esfuerzo. Quería cooperar con ello y mostrar unas muestras de cariño a Donnie.
Sonrió al ver que había preparado el desayuno, se acercó de a pocos. - Buenos días... - saludó con un bostezo.
— Buenos días. Hoy dormiste de más. — Sonrió leve el de rojo, mezclando unos huevos en el sartén.
- Lo lamento... Jej, me quedé hasta tarde trabajando en la camioneta. - sonrió suave.
— No te preocupes, de seguro te quedó muy bien. — Sonrió leve aquel mayor. — Yo estuve casi dos horas descifrando cómo funciona el calentador.
Soltó una risilla, rascando su nuca. - Bueno, tiene sus trucos. Entiendo que haya sido complejo. - dijo suave.
— Ugh si, casi me quemo tres veces. — Dijo con gracia, aunque un poco de nerviosismo.
Soltó una risilla, acercándose a ver la comida. - Huele muy bien... ~
— Espero que sepa bien. He dado lo mejor de mi para hacerlo. — Sonrió leve, comenzando a servir los platos.
- Se ve bien, además de que tengo mucha hambre. - abrió el refrigerador para que Raph bebiera su jugo de naranja, por su parte bebía café.
— Puede que Mikey me haya enseñado un truco o dos antes de que nos fuéramos. — Sonrió leve.
- Por suerte, así estamos salvados los dos. Porque yo no sé cocinar. - soltó una risilla.
— Hago lo que puedo. — Tomó asiento a la mesa para comer con él.
Estos se sentaron juntos. Era tan lindo Raph ahora... Lo cuidaba más que antes y era muy atento, más en un sentido romántico...
Se alegraba de poder trabajar más en ello lentamente, ya Donnie sentía más paz y satisfacción de saber que Raphael realmente quería complacerlo. Después de desayunar, ambos fueron a un granero que estaba cerca de la casa, allí Don había instalado su laboratorio improvisado. Raphael por su parte hizo un gimnasio para él. Quería mantenerse en forma al igual que a Donatello. Muchas cosas podían ocurrir aparte de querer estar en forma.
Y era difícil a veces para el de morado concentrarse... Miraba por momentos a Raphael y no podía evitar sentir su corazón agitarse. Regresaba de entrenar, se limpiaba el exceso de sudor y fue al laboratorio de su hermano, a lo mejor hacía algo interesante.
Este le miró, sonrojando suave. - R-Raph... - sonrió leve, pero por dentro no podía evitar exaltarse... De verdad que el de rojo tenía un gran físico. - ¿Ya has terminado con tu sesión de hoy?
— Si, fue más rápido de lo que pensé. Fue entretenido y lo que necesitaba. — Dijo Raphael. — ¿Y qué haces?
- Terminando de reparar la radio, me dijiste que querías música para tu mini gimnasio. - le sonrió suave, poniéndose de pie y llevándole la radio.
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The Ideal Instinct
RomanceDonatello siempre ha tenido grandes atributos: Su inteligencia, su dedicación, su rol en el equipo. Pero uno, en especial, siempre ha tenido la protección de Raphael. Y eso lo ha notado, ¿será que algo despertó en el inteligente del grupo?