¡Feliz cumpleaños, Binghe!

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—¡Lo estás haciendo mal! ¡Así no se mete! —La delicada y dulce voz de Qi Qingqi fue lo suficientemente alta como para que algunos discípulos que merodeaban por ahí giraran el rostro con curiosidad.

—¡Ay! —El quejido de Shen Qingqiu atrajo ahora la atención de las féminas.

Entre los jóvenes que rondaban por la casa de bambú, Ning Yingying alzó el rostro y corrió hacia el interior de la morada ajena, sus pies livianos se veían como fugaces sombras mientras que las delicadas trenzas de su cabello ondeaban en el movimiento rápido para correr a auxiliar a su Shizun pues aquel quejido resonó tanto que la pobre mujer temía que algo malo le hubiese pasado al hombre que fue secretamente encargado bajo cuidado por parte de Luo Binghe.

«Si Shizun se lastima, A Luo me va a matar»

Ese fue su pensamiento mientras abría dramáticamente la puerta para internarse a la pequeña sala que daba al interior del otro patio, siguió corriendo hasta ver la elegante figura de su Shizun sentado en el suelo con su mano siendo sostenida por la elegante y estética de Qi Qingqi.

—¡Shizun! ¡Shizun! ¿Qué le pasa? —La menor prácticamente derrapó hasta situarse arrodillada a lado del hombre de mirada llorosa.

—Me he pinchado con la aguja. —Sus hormonas alborotadas relucieron cuando la mirada verdosa se sumergió en agua y de sus belfos nació un puchero que Ning Yingying apreció tanto al grado de la doble admiración.

«Mi Shizun luce tan bonito incluso con lágrimas en sus ojos.»

—Shizun, permite que esta discípula sea castigada con la aguja, deja que yo haga esa labor. —Ofreció abrazándose al brazo libre del hombre.

—¡Tonterías! —Qi Qingqi soltó un bajo resoplido, dejó libre la mano de Qingqiu y se cruzó de brazos— ¡Es un simple piquete, tu maestro es tan torpe que ni siquiera sabe coser! ¡Esa bestia que tiene siempre pegado a lado suyo le contagió lo inútil!

—¡No ofenda a Shizun! ¡Está embarazado! —Rápidamente defendió la mujercita, posó una mano atrevidamente sobre el abdomen de su maestro y su dedo presionó la zona donde posiblemente se encontraba el ombligo de este— ¡El bebé no puede escuchar groserías Qi shijie! ¡No hable mal de sus papás o se vengará de usted! —Se quejó mostrando un semblante feroz que realmente era tierno.

Qi Qingqi soltó un nuevo resoplido y rodó los ojos, decidió dejar por la paz al pobre hombre desolado e intentó enseñarle nuevamente a coser. Alzó el hilo de plata y lo insertó nuevamente en la aguja puntiaguda.

—Honestamente ¿por qué no simplemente pedir esta bata ya elaborada? —Enseñó paciente una puntada nueva.

—Porque quiero darle un regalo a Binghe y lo quiero hacer con mis propias manos. —Shen Qingqiu bajó la vista hasta sus dedos pinchados incontables veces, se sintió realmente inútil porque ni una simple tarea podía hacer.

El tono de voz era tan calmo que conmovió a Ning Yingying quien, liberando al hombre tomó la aguja de entre los dedos maltratados e imitó la puntada de la señora del pico Xian Shu.

—Shizun, esta discípula lo hará para ti.

—Es que —guardó silencio un segundo antes de que las incontables lágrimas descendieran por sus mejillas y mojaran en el acto la tela de práctica—, yo quiero hacerlo y no puedo.

Qi Qingqi no había visto el actuar ajeno hasta ahora. Sorprendida por ver el rostro lleno de lágrimas, bajó la tela y se aproximó a él realmente preocupada. Ning Yingying lloró con él por verlo así de triste y sin saber que hacer solo pudo abrazarlo para consolarlo.

Pequeño loto blanco «BingQiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora