Shizun consentido

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—¡Dime Bing-Ge! —Luo Binghe inclinó la pelvis con tal fuerza que Shen Qingqiu tuvo la urgente necesidad de abrir la boca en busca de aire.

—¡Espera, espera! —Gimió bajo.

—¡Dilo o lo haré con más fuerza! —Rugió el menor sosteniendo con fuerza los muslos ajenos.

¡Santisima mierda!

¡Me voy a morir empalado solo por el capricho de un niño!

¡Socorro Jesús! =口=

—¡Bing-Ge! ¡Bing-Ge! —Gritó con los ojos cerrados Shen Qingqiu aferrándose al cuello de su esposo— ¡Basta! ¡No puedo más! ¡Me vas a matar! —Gimoteó sintiendo que su energía se reducía a cero de momento.

Luo Binghe sonrió con suficiencia, con el ego en alto por haber escuchado de la mejor forma aquel nombre que le había causado un cosquilleo de curiosidad desde que su padre salió con sus tonterías.

Bajó el rostro y besó lento a Shen Qingqiu quien se aferró más al abrazo por el cuello y correspondió superficialmente debido a que su boca trataba de absorber el aire que necesitaba.

Sus movimientos se ralentizaron causando que el choque entre sus caderas se volviera una suave y muy placida caricia que tocaba y exploraba todo el interior de un maestro torturado bajo el placer concebido en su bajo vientre.

Un espasmo llegó a Qingqiu, un escalofrío electrizante de goce recorrió su columna y erizó su cuero cabelludo a tal grado de que dejó caer su cabeza hacia atrás y soltó nuevamente un gemido, esta vez siendo prolongado.

Y fue así como maestro y discípulo retomaron sus juegos donde Shen Qingqiu cedía verbalmente a las peticiones de su esposo y un muy feliz Luo Binghe satisfacía enteramente a su Shizun, mismo que se mostraba entregado y a su entera merced.


♨♨♨


—¡Ya no te quiero! —Shen Qingqiu gimoteó abrazándose a la almohada mientras gruesas lágrimas descendían de sus ojos esmeralda.

—¡Shizun! —Luo Binghe se arrodilló pidiendo perdón.

—¡Vete, vete de aquí! —Chilló evitando rodar en la cama— ¡Te dije que te detuvieras!

—¡Shizun no hizo mucho por detenerme! —Se excusó el joven— De haberlo sabido no habría actuado tan salvaje.

—¡Por tu culpa no puedo caminar! —Sollozó dolorido.

El sistema le había advertido que sus caderas le dolerían, no tomó en cuenta que su esposo se volvería una bestia en la noche y como resultado dio que el gran maestro inmortal fuese incapaz de levantarse de la cama por el dolor que se extendía a ambos laterales de su vientre.

—¡Shizun! —Lloró Luo Binghe.

—¡Déjame! —Soltó un bajo quejido y dignamente se dio la vuelta. O eso intentó ya que solo pudo quedar de lado— ¡Ah! ¡Me muero!

—¡No te mueras Shizun! —Gritó dramáticamente el hombre.

—Bastante tarde... estoy... muerto... —Y giró el rostro hasta dejarlo colgado sobre el borde de la cama, para dramatizar más aquella escena sacó la lengua y permaneció quieto.

—¡Shizun! ¡No! ¡No te mueras! ¡Ay ahora si te maté de verdad!

—¿Cómo que ahora si lo hiciste de verdad? —El maestro reaccionó y le dio un falso golpe con su abanico.

Pequeño loto blanco «BingQiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora