El origen de la misión

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—¿Conoces la leyenda de la Flor de loto de nueve pétalos? —Tianlang Jun sujetó con suavidad un pincel mientras lo deslizaba contra el elegante y prístino papel de arroz.

La habitación emanaba un aire de paz y calidez, el hombre sentado frente a la mesa se mantuvo a la espera de una respuesta, el pincel se seguía deslizando sobre el papel plasmando un nuevo y jovial poema para quien consideraba nuera, el inmortal Shen Qingqiu.

Frente a él, el cuerpo de un joven yacía placido y relajado, a la espera de alguna orden por parte de su señor; Zhuzhi Lang negó brevemente antes de mirar a su Junshang.

—No la conozco.

—¿No? Yo tampoco.

El joven sirviente apenas mostró desconcierto, observó a su Junshang quien se había entretenido nuevamente y esperó a que hablara, sabiendo ya que el antiguo señor demonio hacía pausas entre sus bromas.

Finalmente, el hombre con un cuerpo nuevo y renovado, sonrió con coquetería que pronto dio paso a la melancolía, una que rara vez se veía, pero ahora se exponía por su deseo de alegría.

—La flor de loto de nueve pétalos tiene una historia linda pero extraña —dejó el pincel permitiendo que la tinta se secara—, Su Xiyan me contó la historia e incluso le permití plantarla en uno de mis jardines como recuerdo suyo, incluso tuve que condicionar bien aquella zona para que tal flor diera frutos y no se marchitara por la tierra maldita.

Por un segundo, el hombre pareció invocar el pasado de aquellas tardes llenas de felicidad, después compuso su carismática expresión y continuó el relato:

—Se dice que una inmortal se enamoró de un hombre común, y con el tiempo se casaron; al inicio todo era alegría para los dos pero llegó un momento en el que él hombre deseaba hijos y fue ahí donde todo cayó tal cual costal de papa —asintió pensativo fingiéndose ser conocedor entero de la historia—, y dirás ¿pero cómo no pudo ser posible eso? Y te responderé mi querido Zhuzhi Lang, la respuesta es fácil; ellos no lograron concebir porque el hombre no era cultivador y como tal no tenía la práctica ni la técnica para abrir el meridiano reproductor de la hermosa inmortal.

—¿Eso realmente pasó? —Preguntó curioso, deseando querer sentarse frente al hombre como un niño pequeño que está emocionado por una historia de fantasía.

—¡Por supuesto que sí! —Afirmó leyendo rápidamente su nuevo poema antes de doblar el papel e introducirlo en una pequeña caja de cristal, tan transparente e inmaculada que su acompañante fue otro pequeño loto, esta vez, siendo completo. Hecho eso, volvió la atención a su sobrino para continuar tranquilamente la historia—: Ella era una inmortal, su cultivo no solo era alto, sino que también tenía demasiada energía yin por lo que para concebir ella necesitaba un cultivador de su nivel, por lo que su esposo siendo un hombre común, no sabía ni siquiera liberar su propia energía yang y mucho menos podía abrir su meridiano reproductor.

Zhuzhi Lang asintió interesado ante lo que su gran señor decía, cruzó suavemente sus manos frente a su abdomen y continuó llenándose de conocimiento.

—Ambos desconocían aquello ya que fue de las primeras inmortales por lo que no había suficiente material médico para saciar la curiosidad y aclarar las dudas, con todo ello el esposo la abandonó y ella tomó la decisión de terminar con su vida.

—Pobre inmortal. —Musitó el hombre serpiente, encendiendo una vela en su corazón.

—Aún así, antes de lograr su cometido, vertió toda su energía yin en un bonito loto que solo tenía nueve pétalos, cada uno simboliza actualmente el tiempo de gestación. Después, solo tuvo el valor de auto destruirse y ser olvidada.

Pequeño loto blanco «BingQiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora