Capítulo 31. ¡Despierta, Princess!

445 55 14
                                    

—¡Sois unos brutos!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Sois unos brutos!

Esa peli-naranja nos estaba echando la bronca. Bueno, más bien a Mugiwara por atreverse a golpear de esa manera salvaje al enemigo. El renacuajo tenía la cara hinchada por los puñetazos que le propinó la mujer. ¿Cómo era posible que tuviera tanta fuerza? Ni siquiera con nosotros tenía esos moratones.

—Lo siento, Nami —se disculpó.

—Pero mira el lado bueno. Hemos rescatado a Laura de las locuras de ese demonio.

—¡Pero casi morimos, Usopp!

Habíamos salido por patas de ese castillo de hielo. Y ahora nos encontrábamos en una especie de cueva para cubrirnos del frío y de la ira del Antiguo porque habíamos oído un grito de desesperación. El tripulante del ex Yōnko estaba atendiendo a la joven. No despertaba en ningún momento. Pensábamos que alejándonos se rompería el hechizo, sin embargo, no parecía que funcionaría. Yo no me separaría de ella. Mi hermano Katakuri estaba vigilando la salida por si había movimiento. Este frío me estaba matando por dentro.

—¿Y si nos quedamos aquí? Así no nos encontrará —propuso el cobarde.

—Debemos volver al barco —dijo el médico aun chequeando a Princess—. Si seguimos aquí, es probable que muera con el frío que hace. El traje de novia no la protege que digamos.

—¡Marimo! ¡Ponte el abrigo que te congelas!

Princess estaba abrigada gracias al chaquetón del espadachín. El peli-verde mantenía los brazos cruzados para mantener su cuerpo caliente de este frío infernal. ¿A quién se le ocurría? Era un idiota que quería morirse congelado. Miradle. No paraba de temblar, aunque su semblante serio descartaba que no lo estaba pasando mal. Era como si él estuviera acostumbrado a arriesgar su vida por los demás. Como dije antes: era un estúpido. El viento del exterior soplaba con salvajismo. Una señal que esa criatura nos estaba buscando. Su ira no era nada comparado como los anteriores.

—Es hora de marcharnos cuanto antes —propuso el chico de la paloma.

—No nos vamos a ir —gruñí—. Ese idiota nos estará buscando. ¿No ves cómo está el temporal?

—¿Y tú quieres que Princess muera aquí?

—Es lo menos que quiero.

Sí, tenía razón este desgraciado, pero no me gustaba la idea en salir de la cueva para que nos congelemos. Y lo peor de todo era que no sabíamos cómo volver al barco. Y no nos quedaba más remedio que hacerlo. Marco la abrigó como pudo para cogerla en brazos. Él era el único que podía emanar suficiente calor en su cuerpo a causa de su Fruta del Diablo. Estaríamos muy atentos por si hubo algún movimiento sospechoso. Al salir el frío se apoderó de nuestras carnes y nuestros huesos. Yo tuve que abrigarme bien porque esto era demasiado. Mis ojos estaban bien abiertos porque estaba seguro que Mero enviaría a sus monstruos de nieve para atacarnos.

El destino de Princess (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora