Capítulo 37. Ya no soy la misma de antes

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El silencio reinaba en esta gran sala, tan solo me limitaba a escuchar mi propia respiración y sentir los latidos de mi corazón bombeando sangre cada momento

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El silencio reinaba en esta gran sala, tan solo me limitaba a escuchar mi propia respiración y sentir los latidos de mi corazón bombeando sangre cada momento. Estaba cansada. Muy cansada. Solo deseaba que esto acabara enseguida porque ya me olvidé la última que conté los minutos que he pasado ahí dentro. Y tampoco las veces que derroté al holograma, pero no volvió a aparecer más desde que le asesté el último golpe.

Necesitaba sentarme. Mis piernas me estaban fallando esporádicamente. De pronto, escuché un sonido de un mecanismo activarse. La pared invisible que me costó encontrar, se estaba abriendo. Mis ojos se cerraron automáticamente debido a la poca costumbre de la luz solar. Dios, demasiado. Coloqué mi mano delante de mi rostro para que no me afectara tanto y usé mis últimas fuerzas para caminar hacia el exterior. La salida. Que ganas de comerme una gran hamburguesa de ternera y salsa de barbacoa. O una pizza barbacoa. O chocolate. Muchas opciones rondaban en mi cabeza.

Ya salí y la puerta se cerró tras de mí. Parpadeé unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz diurna. ¿Dónde demonios estaba? Ah, sí, ya recordé. La sala donde contaba la historia de los Antiguos y de Diena y Licht. Pero, ¿dónde estaban los chicos? Esperaba que esto no fuera otro sueño dentro de un sueño. Ya tenía suficiente con el otro.

—¿Hola? ¿Hay alguien?

No obtuve ninguna respuesta. Claro, Laura. ¿Quién te iba a responder? ¿Tu propio eco? Volví a caminar en dirección a la salida quejándome del dolor. Estaba echa un desastre porque mi ropa estaba desgarrada por el entrenamiento. Y menos mal que no se veía algo indebido. No, en serio, ¿dónde estaba todo el mundo? No escuchaba nada. Sin embargo, mi Haki de Observación se activó, presenciando auras aproximarse hacia a mí a una gran velocidad inimaginable.

Mis ojos se achinaron un poco para ver quien estaba corriendo como un loco. De repente, las puertas del lugar se abrieron dejando paso a un Luffy sin control que saltó hacia a mí para abrazarme. Todo fue a cámara lenta para mí y, por puro instinto, lo esquivé a tiempo. El pobre muchacho se comió el suelo, literal. Estaba dolorida como para recibir un abrazo brutal. Pasos escuché y giré mi cabeza para ver a los chicos, y un libro alado de abalanzó hacia mi cara. A este sí que no lo esquivé.

—¡Estas viva, poupou!

—Ni que estuviera muerta —balbuceé todo lo posible.

—¡Laura!

Ahora sí que Luffy pudo abrazarme junto con Usopp y Chopper. ¡Qué me asfixian, coño!

—¡Que no estoy muerta, joder! Ni que hubiera pasado una semana.

Vociferé a los cuatro vientos y todos se callaron. ¿Debería preocuparme? La única risa que escuché era la de Robin que mantenía esa sonrisa siniestra.

—En realidad, pasó un mes.

—... ¡¿Qué?! —exclamé, sorprendida y con los ojos como platos.

El destino de Princess (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora