Capítulo 41. ¡No me doy por vencida!

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Nami y Robin atrapadas en esas jaulas y yo era la única que podía enfrentarme a Kadedus

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Nami y Robin atrapadas en esas jaulas y yo era la única que podía enfrentarme a Kadedus. Unas cuantas gotas de sudor resbalaban por mi rostro esperando el primer movimiento por parte de la Antigua. Ella esbozaba una gran sonrisa sintiéndose más fuerte que yo. Yo debía confiar en las habilidades que aprendí en el entrenamiento. Solo yo era capaz de matar a este demonio. Escuchaba los griteríos de la gente apoyando a su gran guerrera queriendo ver muerte y destrucción.

¡Chacho! Esperaba que esto no se complicase. Vamos, toleta, sabes muy bien que siempre habrá un enemigo que te pondrá las cosas difíciles. Solo debo centrarme. Tener la mente en blanco y el cuerpo relajado para predecir sus movimientos. Mi Vision se activó permitiéndome ver que las espadas que rodeaban a Kadedus se lanzaron. Unos cuantos a la izquierda y otros a la derecha. Esto fue en cuestión de segundos. Y cuando se acabó, se predijo y pude esquivarlos sin ningún problema.

Esto molestó a Kadedus porque frunció el ceño, sin embargo, volvió a sonreír. Eso me pintaba mal. Otra vez se activó, advirtiéndome que las espadas iban a volver a atacarme. Esquivé. Hice volteretas en el suelo. Eché hacia atrás mi espalda. Las ropas estaban rasgadas por tirarme tantas veces en el suelo, incluso tenía algún que otro corte. Dolía y escocía, pero lo ignoraba. Debia acercarme y asestarle un golpe.

Mis pies se movieron con rapidez centrándome en mi enemiga. Kadedus volvió a invocar sus espadas para contraatacar. Sinceramente, yo estaba haciendo una especie de baile con esas armas blancas. No iba a permitir que ninguna me tocase. Cuando estuve a punto de tocarla con mi puño cerrado, un escudo enorme protegió su cuerpo amortiguando el golpe. ¡Por la Virgen del Pino! Esta criatura se parecía un montón a Erza Scarlet de Fairy Tail. No fui capaz de romperlo. Me hizo retroceder unos cuantos pasos.

Esta Antigua no andaba de chiquitas. Ni yo tampoco. Kadedus lo dijo claramente: era capaz de invocar cualquier arma. Ya sea defensiva u ofensiva. Y eso que corrí mucho. Aunque llegué a pensar que las espadas fueron una manera de bajar la velocidad y que mi puñetazo no sea tan poderoso. Muy astuta. Esto era un verdadero reto.

—No permitiré que una criatura tan singular como tú, toque mi bello rostro —dijo acariciando su cara mostrando lo hermosa que era.

—Oh, como si fueras una diva —comenté, sintiendo una gota resbalar por mi sien.

—¡¿Qué has dicho?!

—¿Acaso eres sorda?

—¡No me provoques, Princess!

Yo sé que no era buena idea porque sus ataques pudieran ser más letales. Pensaba y pensaba, intentando averiguar algún punto débil. La enemiga no era un libro abierto. De pronto, eché mi cuerpo hacia atrás porque del suelo salió una lanza casi a punto de darme. ¡Dios, eso estuvo muy cerca! Casi me quedo sin aliento. Movimientos rápidos realicé, volviendo a bailar para que ninguna me golpease.

Esas cuchillas estaban bien afiladas dispuestas a desgarrar mi piel cuanto deseaba. Esto me recordaba la escena de Undertale con Undyne y Frisk. Me di cuenta que me estaba aproximando a las jaulas a lo que me alejé. No me gustaría que esas lanzas llegasen a ellas. No me lo perdonaría. Ojalá tener una habilidad de Fruta del Diablo para remediar esta situación porque estaba siendo complicada.

El destino de Princess (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora