Capítulo 42. Mal augurio

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Después de la derrota de Kadedus, nos fuimos de la isla porque las guerreras del lugar no tendrían piedad por asesinar a su gran líder

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Después de la derrota de Kadedus, nos fuimos de la isla porque las guerreras del lugar no tendrían piedad por asesinar a su gran líder. Oh, vamos, las salvé de una criatura sin escrúpulos que solo se preocupaba de sí misma, pero era entendible su lealtad. No sé qué rumbo debemos tomar porque debemos fijarnos en el Log Pose. Al fin descubrí cómo despertar ese estado. Y pensar que mis gafas eran una manera de ocultar ese gran poder. Bueno, esto me recordaba a Escanor, personaje de Nanatsu no Taizai, que Merlín le dio unas gafas mágicas para estar expuesto al sol sin ningún problema. Las mías no eran mágicas para empezar.

Ahora me encontraba en la enfermería siendo chequeada por Marco. Yo le dije que no hacía falta porque estando en ese modo mis heridas se curaron y el médico insistía nuevamente. Mierda. Me estaba sintiendo incómoda ante su presencia. Encima no tenía nada puesto de cintura para arriba, menos el sujetador. Al menos Marco estaba centrado en su labor y no en otra cosa. ¡Hay que admitir que era demasiado guapo! Y esas gafas le sentaban de maravilla. Le hacían ver más inteligente. Sus manos estaban cubiertas por esa llama azul característica de su Fruta del Diablo curando alguna que otra cicatriz. Insisto. No tenía nada. Esto era una excusa para verme. Y menos mal que Poupou no estaba ahí porque estaba segura que diría alguna estupidez. Mi peor pesadilla era Lust, el cual no estaba presente.

—Increíble —habló, irrumpiendo el silencio.

—¿El qué?

—Tenías razón. Tus heridas están curadas completamente, pero quería asegurarme.

El buen doctor está preocupándose de sus pacientes. Me pidió que me vistiera, lo cual agradecí eternamente. Estar semi desnuda no era nada agradable.

—Sé que la pregunta que te voy a hacer no hará que recuerdes algo, pero quisiera intentarlo —me comentó. Yo miré intrigada al saberlo—. ¿Por qué te fuiste de la isla Sphinx?

—... No lo sé —respondí e hice un gesto de querer recordar—. La verdad es que no recuerdo haber estado en la isla.

—Bueno, al menos lo intenté —ríe por lo bajo.

—Pero por tu pregunta me da a entender que estuve ahí. ¿Puedes decirme?

—Apareciste de la nada, como un ángel caído en el cielo. —Que poético sonó—. Las esfinges te atacaron pasivamente, en el sentido de que querían jugar contigo. Te hiciste daño en el tobillo y yo te cuidé. Hasta te quedaste a dormir en mi casa.

—¡¿Qué?! —exclamé. Mis mejillas estaban ardiendo.

—Estuviste un tiempo ahí, pero desapareciste sin dejar ninguna nota. Me preocupaste. Estuve un año como un loco pensando si... Hice algo mal que te incomodara.

Parpadeé unas cuantas veces intentando entender a lo que se refiere. ¡Oh, Virgen del Pino! Que me parta un rayo para recordar ese momento con Marco porque era una de los personajes más carismáticos y memorables que hizo Eichiro Oda. Debía buscar una respuesta. Tomé sus manos a modo de cercanía.

El destino de Princess (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora