• 𝓟𝓻𝓸𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓪 •

4.6K 308 305
                                    


01

[Propuesta]

.

Angel Dust no era ningún inocente (para nada). A decir verdad, él se creía la encarnación misma de la lujuria, no solo porque era la estrella pornográfica más popular del infierno, sino que su fama le brindaba clientes de todo tipo.

Y sí, con «todo tipo», se refería a los fetiches más extraños y locos que alguna vez podría imaginar. Por lo mismo, a estas alturas, era muy difícil que algo le sorprendiera.

O así fue hasta que el Demonio Radio apareciera en su camino.

Tenían varios meses hospedándose en el Hotel Hazbin, el patético proyecto de Charlie por salvar a las almas pecadoras de la exterminación anual, por lo que era natural que convivieran con frecuencia: al principio con malas miradas, bromas crueles y pesadas (como la vez que escondió dildos en el cuarto de Alastor, o la vez que Alastor le quemó el suéter a Angel mientras todavía lo tenía puesto).

Sin embargo, habían llegado a un punto entre las bromas (dichas, no hechas) y las risas. Es decir, aún atacaban al contrario pero por lo menos, había diversión verdadera en sus intenciones y una buena comunicación, quizá podrían llamarlo "amistad" aunque no estaba seguro.

Angel jamás lo admitiría, pero Alastor tenía… su encanto. Sí, podría llamarlo así. Era divertido, era irónico, era caballeroso y algo de su apariencia que no podía definir le prendía mucho (mucho). ¿Su cornamenta? ¿Sus escalofriantes ojos escarlata? ¿Su perturbadora sonrisa? ¿Su porte sofisticado? Era sensual a su manera.

Pero había un detalle: Alastor no toleraba que lo tocaran de ninguna manera. Nop. Nunca. Lo que sí hacía era sobrepasar el espacio personal de otros, así que abrazaba, pellizcaba y hasta daba nalgadas a diestra y siniestra. Un total hipócrita en pocas palabras.

Y eso llevaba a un punto más importante: a Alastor no le gustaba el sexo, lo que hacía que cualquier pizca de esperanza en Angel se esfumara con recordarlo. No tenía caso usar sus armas de seducción si él no reaccionaría (porque sí, Angel lo había intentado muchas veces, más de lo que le gustaría recordar).

Por todo lo anterior, Angel no podía comprender lo que acababa de escuchar.

—¿Quieres que yo qué? —preguntó sin esconder ni un poco su estupefacción.

—No me hagas repetirlo. —pidió el demonio ciervo en una voz estática y cansina a pesar de su deslumbrante sonrisa.

El actor parpadeó de nuevo, incapaz de unir las palabras que formaban la propuesta de Alastor. Era increíble: ¿el Demonio Radio estaba pidiendo…? No, ni siquiera el pensamiento era posible de terminar.

¿Estaba soñando?

—¿Angel?

Respingó al oír su nombre y lo miró, atreviéndose por fin a repetir la propuesta:

—¿Quieres ver cómo me masturbo?

Lo que tanto le asombraba no era la petición, había recibido órdenes peores, desde lo más ridículo hasta lo más enfermo. Pero no, ese no era el caso. Lo impactante era quien lo estaba solicitando, ¿no se suponía que le desagradaba el sexo?

—Y que no le digas a nadie. —añadió el demonio, aunque ya lo había especificado.

—Y que no le diga a nadie. —repitió, confirmando que así sería.

—¿Está bien así o cuánto cobras? —cuestionó Alastor, ya había ofrecido $15 pero como nunca había hecho esto, no sabía cuánto debía pagar por un «servicio» así. Ni siquiera tendrían contacto físico.

•|| Tus Manos En Mí ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora