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Estaba cansado, hartó y completamente irritable. Desde esa semana que había retomado su trabajo en la oficina todo fue estrés; y en esos momentos solo necesitaba a su omega y su dulce olor mientras sus revoltosos cachorros hacen ruido al rededor. Para más tarde darle la mejor sorpresa a su omega.

Con suavidad y perfección estaciono el auto frente a la cafetería donde trabajaba George, su turno de salida no tardaba en llegar y sus ganas de consentir a su omega tampoco. Quitó su cinturón para salir del auto junto con el característico sonido del seguro.

Entró a la cafetería haciendo sonar la campanilla y el rico aroma a café sofocara sus fosas nasales, incluso conocía el dulce aroma a anís y vainilla de su omega.
Todo estaba tranquilo, el lugar era cálido y estaba casi vacío, el aroma a panecillos era espectacular y, ¿Quién mierda era el?

El alfa de Clay gruño al ver la figura masculina que estaba parada del otro lado de la barra, donde su omega, repito, suyo. Estaba sonrojado y sonriendole a ese... ese...

Imbécil.

— Imbécil — Dijeron Clay y el alfa.

Ambos cuerpos voltearon a verlo, uno con una enorme sonrisa y luz en sus bellos ojos y el otro payaso frunciendo el ceño.

— Clay, hola — George sonrió esperando a que el alfa se acercará y poder darle un beso. Pero Clay no quitaba su vista del idiota que estaba tan cerca de su omega.

George ni siquiera podía sentir la tensión de odio, estaba muy ocupado viendo a su guapo alfa, pero un tirón en su lazo lo alarmó, viendo más profundamente al alfa con la esperanza de que éste lo mirará y le dijera que era lo que estaba pasando.
No lo logró, tal vez lo mejor sería hablar saliendo; por lo que puso su atención de nuevo del alfa que de igual manera observaba con odio a su esposo.

— Entonces... un descafeinado y una porción de dulce de vainilla ¿Algo más? — George dió su mejor sonrisa al cliente intentando no preocuparse por lo violento que su lazo vibraba.

Clay rodó los ojos, pff descafeinado, marica.

— Mmm... creo que, también me apetece tu número precioso.

Oh, no dijiste eso.

George alzó su vista de la caja registradora y abrió los ojos sorprendido e indignado, sintió su lazo vibrar con fuerza y violencia y eso no significaba nada bueno.

— ¿Disculpa? — George fruncio su ceño, casi haciendo un puchero cual niño pequeño.

— Estoy seguro que podríamos divertirnos, después de todo... creo que la cama sería un buen lugar para conocernos, primor — Guiñó su ojo con encanto haciendo enfurecer al alfa y a George.

— ¿Qué te pasa alfa idiota? Es que acaso no ves qu-... — Sus palabras quedaron en el aire al ver que su mano derecha al igual que la izquierda, se encontraba vacía. No había ningún anillo en su dedo anular, los recuerdos lo golpearon con brutalidad haciendo que sintiera las lágrimas en sus ojos. Ni siquiera lo había notado todos estos meses... de hecho. Imágenes de Clay al volante, donde sus grandes y pálidas manos reposaban en éste, el tampoco... el tampoco usaba un anillo.

Nunca deseé esto.

Nunca deseé casarme.

Jamas quise terminar así.

¡Liam!

— ¡Vuelvo a verte por aquí o cerca de mi omega y te partire la cara! — Dijo señalando con furia al estúpido alfa que lo veía molesto mientras se quejaba desde el piso para finalmente salir.

𝑷𝑹𝑶𝑩𝑳𝑬𝑴𝑺 ───── DreamNotFoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora