En los siglos XV a XVII, la caza de brujas, vampiros, hombres lobos y otras criaturas estaba en su máximo punto. Los cazadores se hacían más hábiles e iban exterminando a todo ser no humano que se cruzara, adquirían armas, formas y estrategias para...
Minutos después de que los padres de Charlie se fueran, Alastor volvió dentro de la gran casa a pasar al comedor, donde vió que las cocineras ya tenían preparado el desayuno de él y de Charlie. Saludó a la servidumbre para después pasar a sentarse en el gran comedor, dónde esa mañana y otras, comerían sólo dos personas. Charlie llegó al comedor pero pasó rápidamente a la cocina antes de que Alastor pudiera decir palabra alguna. Minutos después, Charlie regresó al comedor y se sentó en una de las sillas para comenzar a desayunar. Tenía algo de prisa, debía ir a escribir una carta a un obrero para que mandara hacer parte del trato de Vaggie y después ir a verla.
Alastor la vió extraña, no le dirigía la palabra, ni lo miraba, aparte de que comía un poco más rápido de lo normal, pensaba que ya tenían más confianza, o está feliz por el retraso de su boda, algo que sí, lo dejó confundido.
— Charlotte... — habló Alastor llamando la atención de la chica, quien se volteó a él, en señal de que podía proseguir — no sé si oí bien, pero, ¿Tus padres atrasaron la boda?
Alastor trató de no sonar muy molesto en sus palabras, lo cual logró a medias. Charlie miró a otro lado al notar cierto tono de enojo en él, aún así, tenía que contestarle.
— Sí, ¿Hubo algún problema? — Charlie por su parte, lo dijo amablemente.
— No, ninguno — claro que lo había. Ya tenía un "plan" calculado, con fechas y acciones, si quería seguir con su designio, debía casarse en la fecha. No podía hacer nada por ahora, hasta que lleguen sus suegros y pueda hablar con ellos. Sólo esperaba que no hayan atrasado la boda sólo porque Charlotte no se sentía preparada. No hablaron más del tema, y tampoco de alguno más, Charlie fue la primera en terminar y en irse, lo que dejó aún más confundido a Alastor.
Charlotte fue a su habitación a escribir tal carta, dónde pedía que la fuera a ver al día siguiente para decirle sobre la cabaña. Mandó la carta y fue a la cocina, dónde vió a la cocinera que se dedicaba especialmente a los postres, con un pastel mediano ya hecho.
— Hola, Madison, vine por el pastel...
— Claro señorita, aquí lo tiene, ya se lo puede llevar
— Gracias — Charlie agarró el pastel y salió de allí. A la repostera no se le hacía extraño, recordaba que Charlotte de pequeña pedía postres para llevarlo a su habitación y comerlo. Sólo que esa vez no fue a su habitación, fue al patio trasero. Estando allí, se dirigió a la reja que dividía la casa con el bosque, su destino, abrió la reja con precaución de que nadie la viera ni escuchara, para después salir y cerrar detrás suya, y se dirigió a Vaggie con el postre en brazos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de unos minutos caminando llegó a su destino, la misma cueva de las veces pasadas. Se sentía más segura, era de día, y eso significaba menos amenazas, buscó con la mirada a Vaggie por si estaba cerca, al ver que no, supuso que aún estaba en su escondite. Por lo que decidió llamarla.