01 • Pobre joven adinerada

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Londres, Inglaterra, 1798. Siglo XVIII

El sol empezaba a salir, las aves empezaban a cantar, el pueblo empezaba a despertar, para ir a trabajar, para hacer el desayuno a la familia, para alimentar al ganado. Iba empezar un día normal en Londres, uno cualquiera, donde todos hacían sus actividades diarias. En la gran mansión Magne, los sirvientes abrían las cortinas, las cocineras empezaron a trabajar. La joven Charlotte Magne empezaba a abrir sus ojos lentamente, al abrirlos por completo, se sentó en su gran cama y se estiró. Bostezó aún con algo de sueño, estaba dispuesta a dormir por lo menos cinco minutos más, pero unos golpes en la puerta la detuvieron.

- Señorita Magne, ¿Puedo pasar? - Una sirvienta esperaba una respuesta detrás de la puerta. Charlie al reconocer la voz le contestó.

- Pase, por favor

La sirvienta hizo caso, abrió la puerta lentamente para después pasar y cerrar detrás suyo.

- Buenos días señorita Magne

- Buenos días, Jessica - Jessica era una sirvienta que trabajaba en la casa Magne desde hace años, antes de que Charlotte naciera, antes de que sus padres se casarán y obtuvieran las herencias. Era casi parte de la familia.

- Ya preparamos su baño, señorita, también la ropa que se pondrá hoy. Sus padres quieren hablar de un tema importante con usted

Charlotte miró extrañada a la sirvienta de nombre Jessica. Exttaña la vez que sus padres querían hablar seriamente con ella, la última vez que tuvieron plática seria fué cuando regó vino en el vestido de la señora Von Eldritch hace un año.

- ¿De qué quieren hablar? - Jessica alzó los hombros ligeramente.

- No lo sé, sólo me mandaron a darle el aviso

Charlotte le dió menor importancia, no pensaba que fuera tan malo. Se levantó de su cama y entró al baño por la puerta que estaba en su habitación y dirigía a éste, Jessica iba a esperar fuera del baño. La joven rubia empezaba a quitarse el negligé para meterse en la tina blanca de marfil con el agua tibia. Empezó a mojar su delgado cuerpo junto con su cabello, los baños la relajaban, y un baño matutino era lo mejor para ella, enjabonó el cuerpo y cabello, con calma, como si nada en el mundo importara. Al terminar, se paró con lentitud y precaución, agarró su toalla para empezar a secar cada parte de su cuerpo, cuando finalizó enredó la toalla arriba de su busto para después salir.

Jessica ya la esperaba con un vestido blanco con lazos rosas, al igual que con el molesto corset y la crinolina. Charlotte odiaba esas cosas, aunque sólo se las ponían para eventos importantes o fiestas, ¿Por qué querían que se pusiera eso? Decidió no preguntar ni quejarse, dejó que Jessica la empezara a cambiar, y maldijo cuando tocaba ponerse el corset. Se sentó en un banco blanco que estaba frente a su fino tocador, Jessica agarró los tirantes y empezó a jalarlos para apretar el cuerpo de Charlotte y hacer más cintura. Esa cosa no la dejaba respirar casi nunca. Después de unos cinco minutos de quejas, le puso la crinolina que la hacía ver una bola de nieve gigante.

- Odio éstas cosas - decidió comentar Charlie mientras Jessica reía.

- Lo dice cada que se las ponemos - Jessica le puso el vestido, para finalizar, recogió su largo cabello y le puso retoques en ellos, Charlie siempre pedía que no la maquillaran, así que hizo caso. Charlie se miró en su espejo, no convencida con el gran vestido que llevaba.

•Witch•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora