Charlie se preparaba para dormir, se deshizo del gran vestido, de la crinolina y del corset, que al quitárselo, pudo respirar mejor libremente. Se puso su negligé blanco y caminó hacia el tocador, se sentó en el banco blanco agarrando el cepillo y empezando a cepillar su rubio cabellos, el cual le había quitado el peinado que ese día tuvo. Ya lista para dormir, se acostó en su gran cama y tapándose, sólo se estiró un poco hasta su buró para apagar la última vela que alumbraba la habitación.
Había sido un día agotador, no había conocido suficiente de Alastor en todo el día, se la pasaba con su padre hablando de no se cuántas cosas, pero el día de mañana ellos iban a tener todo el día para los dos, no sonaba mal, después de todo es bueno conocer a una persona. Charlie dejó de pensar en todo eso y sólo cerró sus ojos para con tan sólo unos minutos, cayera dormida en un profundo sueño.
[...]
Al día siguiente, Charlie bajó las escaleras dirigiéndose al living, no divisó a sus padres, tal vez estaban desayunando. Al entrar a su destino, se encontró a Alastor leyendo un libro con una leve sonrisa en su rostro, ella se acercó para saludarle.
— Buenos días, Alastor — el hombre al escuchar la voz, inmediatamente dejó de lado el libro y se paró para estar frente a la joven.
— Disculpa, no me había percatado de que estabas aquí. Muy buenos días, Charlotte — Alastor habló con cierto entusiasmo, como siempre.
— No te preocupes, acabo de llegar
— Cierto, señorita. Sus padres salieron temprano, para ir con un tal serpiente o algo así — Charlie soltó una leve sonrisa al escuchar el nombre.
— Es Sir. Pentious
— Eso. Y me dijeron que tenían un desayuno preparado en el jardín de las rosas, no sé dónde está eso
El jardín de las rosas. Ese jardín que Lilith y su hija se dedicaban a cuidar, el lugar favorito de Charlie. Estaba segura de quién planeó eso fue su madre.
— Bueno, es un jardín de la casa, mi madre y yo somos las que lo cuidamos. Debemos caminar algo para llegar
— Valla, es interesante. ¿Y qué esperamos? Éste día será interesante, Charlotte — Alastor ofreció su brazo derecho a Charlie, a lo que ella lo tomó gustosa, después de todo en unos meses se iban a casar.
Salieron por la entrada principal, girando a la derecha, dónde había una reja que tan sólo empujándola se abría, aunque en las noches la cerraban, claro está. Había un camino con arbustos grandes, era un laberinto, uno que Charlie se sabía de memoria. Seguían caminando juntos, Alastor memorizaba el camino que Charlie dirigía, y ella recordaba la vez en que se perdió en el laberinto cuando era pequeña, y que su padre tuvo que ir, pero que de igual manera, se perdió. Al final fue su madre quién los rescató.
Fueron unos minutos de caminata en silencio, no se podía decir incómodo, pues no lo fué. Llegaron al final de uno de los varios caminos del laberinto, uno en dónde habían muchas rosas rojas alrededor, eran muy bellas a simple vista, era un espacio grande, había una mediana fuente de agua que estaba adornando, en una esquina había una mesa blanca, el ella habían dos bandejas que sería el desayuno, una botella de vino al centro además de dos sillas separadas por la misma mesa. Alastor admiró el lugar, le pareció muy lindo y acogedor.
— Que lugar más lindo, Charlotte — Alastor y Charlie se acercaron a la mesa, el castaño jaló la mesa para que la chica se sentará primero, para que él después lo hiciera.
Empezaron el desayuno sin decir palabra alguna, Charlie no sabía cómo iniciar la conversación, miró el vino que momentos antes Alastor sirvió, tal vez podía preguntarle cómo está, o de dónde viene, pero el contrario se le adelantó.
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•Witch•
FanfictionEn los siglos XV a XVII, la caza de brujas, vampiros, hombres lobos y otras criaturas estaba en su máximo punto. Los cazadores se hacían más hábiles e iban exterminando a todo ser no humano que se cruzara, adquirían armas, formas y estrategias para...
