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Capitulo 1.

¿Cómo fue que llegue a esto? ¿Cómo deje que todo lo que tenía se perdiera? Creo que fui muy ciega. A tal grado que desprecie sin darme cuenta lo que tenia. Camino y camino en mi mente sin siquiera prestarte atención, ya no importa, ni siquiera ahora sé si alguna vez me importo pero mentiría si no admitiera que tú eras una de las únicas razones por las que quería crecer te solía ver tan grande, tan imponente, tan fuerte, mi visión infantil me impedía ver mas allá de tus muecas que me convencía a mi misma para engañarme porque solo así podía recibir una falsa sonrisa para mi corazón de parte tuya. Eras mi héroe. Eras mi príncipe que esperara a que me rescatara. Eres mi padre pero también eres el peor monstruo que he conocido.

¿Alguna vez me amaste? Sinceramente, no lo creo, nunca me diste motivos para creerlo aquí es de nuevo donde todo recae en mi siendo, yo la única culpable, la única maldita culpable de no poder aceptar la realidad, de regresar a ti cada vez que me golpeabas, cada vez que me insultabas, cada vez que me mirabas, cada vez que me despreciabas, cada vez que veía tus ojos. Siempre volvía a ti, es curioso como los niños siempre vuelven a ti aunque les hagas daño. Soy la prueba viviente de eso. A pesar de ya no ser una niña aun sigo volviendo a ti con una esperanza de algo solo una pizca que diga que te importo. Que me de alguna señal de vida que si mañana llegara a morir podría contar con al menos un suspiro de tu parte. Ya no te veo ni en mi mente ni en mis ojos ya no puedo ver porque veo todo borroso.

- Eres una inútil- ahí estas de nuevo con tu rostro, ese rostro por el que anhelaba una sonrisa- Mírate- ordeno-  eres una maldita vergüenza- el hombre que hace unos minutos exaltado había estallado con su hija se sentó contemplando a la que tendría que ser su mayor orgullo con una expresión de asco sin perder de vista el objeto que le había pedido a su hija traer con ella antes de citarla para verlo. Movió los labios y soltó un suspiro- he dicho que te mires

¿Realmente a ti te vi como un héroe?

La joven que se encontraba en el suelo vio el objeto entre sus manos por raro que parezca no estaba temblando sería hipócrita decir que no tenía miedo, claro que lo tenía, estaba aterrada. Aterrada de lo cansada que estaba. Se detuvo a mirar sus manos repaso cada uno de sus dedos observando como cada uno se unía con sus uñas viendo sus manos que parecían tan pequeñas mojándose lentamente por el agua que caía de sus ojos no le importaba si llevaba una eternidad observándolas desesperando al hombre en frente de ella.

Suspiro. A este punto ya no sentía sus lagrimas caer.

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Con todo el valor que pudo obtener subió su mano a la altura de la cara de su padre y sin perder el valor subió su rostro para poder hacer lo que le pedían; mirarse.

- A hora dime que ves- ella lo pensó. Tal vez lo más lógico sería contestar lo que su padre creía tal vez así la dejaría de una buena vez pero algo en el fondo de ella se sacudió, hubo un terremoto en su interior algo que pocas veces se había permitido sentir "orgullo" tal vez esa era la palabra por que al verse en aquel espejo barato que compro en alguna de sus misiones . A pesar de tener un ojo con sangre, tener ojeras, mocos y lagrimas por toda la cara no sentía vergüenza de ella misma porque en ese reflejo arruinado pudo ver por un instante el recuerdo de aquella mujer, una a la que siempre amaría, a pesar de su atrofiada apariencia no se sentía menos ni del hombre que estaba allí en frente, ni de su hermana que estaba al lado desde que el castigo comenzó ni siquiera de su primo que estaba al otro lado ni de nadie en el mundo. Curioso que al verse en tal estado se diera cuenta de lo valiosa que era.

¿El no ser fuerte físicamente te hace menos? ¿El no saber la pregunta de un examen te hace menos? ¿El no tener nada te hace menos? ¿Cómo y quién tenía el privilegio de decir quién vale y quién no? Con tan solo esos pensamientos fugases junto con un par de lagrimas le mostro a todos en aquella sala una sonrisa de amor descolocando a todos de sus puestos.

- Veo a alguien realmente fuerte padre- y sin esperar respuesta continuo- veo.... Veo a alguien que se ha esforzado que ha llorado todos los días de su maldita existencia solo por intentar ser amable como su madre y fuerte como su padre- decir que estaban sorprendidos era poco esa chica que siempre tartamudeaba no lo estaba haciendo- Veo a mi madre, Veo a alguien.... A alguien- las lagrimas se empezaban a acumular porque era la primera vez que iba a decir algo así y que alguien decía algo así de ella- a alguien realmente hermosa

Su padre más que enojado estaba furioso y sorprendido

- Pero sobre todo padre veo a alguien harta. Harta de ocupar el papel de madre que no le tocaba para que lo único que obtenga como consuelo es el deprecio de la persona que siempre ha amado y cuidado- cierta jovencita se crispo ante la confesión borrando esa sonrisa de su rostro que tenía desde hace un buen rato- Estoy harta de desperdiciar mi cariño con alguien que intento matarme solo por sus estúpidos pensamientos- el otro joven de la sala solo apretó sus puños- estoy harta de los adultos que me juzgan, pero sobre todo veo a alguien cansada, cansada de desperdiciar amor en su padre

Apenas la voz de la sala se apago nació un fuerte estruendo de un espejo rompiéndose seguido por el sonido de un golpe que fue a dar en la mejilla de la muchacha con tal potencia que casi cae al suelo, el adulto al ver que ella seguía de pie junto sus dedos para formar un puño con su mano derecha y dar así otro golpe sonando más duro si es que es posible que el anterior. Pero esta vez ella no iba a caer ante su padre así le diera mil golpes no iba a ceder porque al fin había encontrado su valor. Golpe tras golpe dejando ciertamente a unos espectadores, que al principio se mostraban felices ante el castigo que sucedía, en donde una niña de 13 años estaba siendo apaleada por un adulto, dejar atrás sus expresiones por unas de horror al ver como esa niña iba perdiendo su forma ya que las manchas de sangre ya no dejaban a la luz su cara provocando en los más jóvenes un sentimiento de empatía. Después de lo que pareció una eternidad el jefe del clan bajo sus puños y se fue. Los ancianos se pararon y se fueron no evitando las miradas curiosas para ver cómo había quedado la menor dejando a dos jóvenes sin saber que hacer mientras otro joven adulto entraba a la sala con ojos rojos ya que desde afuera pudo escuchar todo lo que pasaba.

- Débil- pudo oír a los dos jóvenes antes de partir a la salida.

Solo entonces se permitió caer hacia el suelo mientras su cuidador de toda la vida la sujetaba colocándola entre sus brazos para llevarla a su habitación asegurándose que nadie los viera no desperdiciaría los esfuerzos de esa pequeña por aguantar todo sin caer enfrente de esas personas sin alma, la recostó en su cama para llenar la bañera. Mientras esta se llenaba dirigió a la niña hacia el baño en donde comenzó a limpiar su rostro con trapos mojados tratando de no causarle más dolor del necesario teniendo cuidado que las lagrimas no cayeran de sus ojos cuando termino pudo notar como las heridas empezaban a hincharse las cuales ni así podían arruinar mas ese rostro. La dejo para que se bañara buscando rápidamente medicinas para colocarle después de que terminara. También le llevo comida. No se despego de su lado hasta que creyó que ella estaba dormida.



Sabiendo que ya no había nadie abrió los ojos, tomo una manta, unas cuantas galletas que le dejo su cuidador y sintiendo el dolor de su cuerpo subió al techo por unas pequeñas escaleras que estaban por su habitación.

Esta vez, yo nos salvare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora