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Dos meses antes

Lo que uno puede considerar como ficción pasó a la realidad en un abrir y cerrar de ojos. El cine y la literatura son una fuente de imaginación increíble, la forma en la que brotan las ideas pudiera asemejarse a un geiser.

Imagina entonces a una corporación "Umbrella" desarrollando armas virales en un laboratorio clandestino ubicado en Siberia sin que nadie pudiera sospechar de su existencia. Las condiciones eran viables para la conservación de los experimentos; los satélites nunca lo detectaron pues hombres vestidos de blanco se introducían por una compuerta que llevaba al laboratorio subterráneo, hombres camuflados en la nieve, científicos que tomaron las ideas mas locas de toda aquella literatura, del montón de videojuegos, del sin fin de películas. Buenos científicos que se valieron de que esta vez no había una Alice que llegara al rescate, no se imaginaron que su Némesis se escaparía del laboratorio para empezar a crear caos en la humanidad.

Los primeros casos obviamente aparecieron en Rusia.

La OMS intentó desesperadamente controlar la enfermedad, aisló a los enfermos, estudió la sangre, el virus. El antídoto tampoco había sido desarrollado por el laboratorio que había cometido el error de dejarlo escapar. Era pues de esperarse que en poco tiempo Moscú y San Petersburgo comenzaran a verse más bien como el Londres de aquella película donde los culpables eran los monos iracundos.

En días Alemania y Francia presentaban casos de contagio, España y Portugal. La OMS seguía a ciegas una investigación donde no había aún culpables ni resultados productivos a todas las pruebas a las que habían sometido a los portadores.

China y Japón con sus antecedentes de gripa aviar habían tomado precauciones; sus habitantes caminaban con cubre bocas y se lavaban las manos cada cinco minutos, estas precauciones, claro, serían inútiles.

Al mes y medio del primer incidente la población europea y asiática había disminuido considerablemente, los noticieros estaban vueltos locos dando primicias y peleando exclusivas, otros fanáticos salían a las calles a gritar que el fin del mundo era evidente y estaba pisándonos los talones... y estos locos por primera vez tendrían la razón. La humanidad estaba destinada a un apocalipsis zombie. Las fantasías de la televisión, literatura y videojuegos iban a brincar de la ficción a materializarse ante los ojos atónitos de los científicos que nunca encontrarían una cura.

¿Lo único positivo de todo esto? Que los métodos de salvación eran los mismos, ya se tenían las bases, ahora había que aplicarlas.

Lisa había estado atenta a los noticieros, ese tiempo libre le había valido para utilizar sus tardes en todas las cosas que le gustaban pero no podía hacer cuando Hwang Bo Kyung la torturaba en el equipo de porristas.

Imaginaba que las cosas eran menos complicadas de lo que parecían, que el periodismo se había puesto amarillista ante la oportunidad de ganar audiencia. No podía ser tan grave, sí, había muchos muertos, ¿pero cuántos no mueren de cáncer? ¿Cuántos no mueren de diabetes? Accidentes automovilísticos, suicidios, esas también podrían ser cifras alarmantes, pero claro, esas muertes ya no eran noticia porque eran comunes. Un zombie no se ve todos los días, ¿cierto? Cierto.

Sin embargo Manoban tomó precauciones en caso de que las cosas sí fueran lo que parecían. Marco había olvidado una pistola en el ático, Lisa sabía cómo usarla porque alguna vez su padre la había llevado al campo a dispararle a unas botellas de refresco y latas de cerveza. El arma estaba ahora bajo su cama dentro de una caja de metal y cerrada con llave.

Fue por eso que cuando vio con detalle a Jackson no dudó un instante en correr. El virus había llegado a América y peor aún, había llega a Lima, Ohio.

El Amor En Tiempos Del Fin MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora