El Amor En Tiempos Del Fin Mundo

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Doy el último trago a la botella de agua, me siento agitada por los trabajos que hemos estado haciendo en el ferry; BamBam, Chris, Roger y Anthony tienen los conocimientos mínimos necesarios para poder atinar a las piezas faltantes o aquellas que deben de ser reemplazadas.

Me asombra cómo la sal del mar y el tiempo de abandono, suponen para las cosas un desgaste impresionante. Si les soy sincera, yo no sé mucho de esto de motores y rondanas, tuercas y medidas, así que sólo les sigo la corriente y me dedico a pasarle herramientas a BamBam como si fuera la enfermera que entrega bisturíes al doctor que opera en el quirófano.

El día es frío, con un viento fuerte que sopla desde el norte y hace a los árboles bailar más de la cuenta; sin embargo, uso una chamarra ligera porque el trabajo me brinda calor y como tal no creo que comience a tiritar pronto.

Las piezas las estamos tomando de un ferry que tiene un enorme hueco en el casco, como si le hubieran dado un cañonazo; sólo que los días de piratas y cañonazos son cosa de antaño, así que no puedo adivinar con qué se ha hecho el daño.

Ya no pienso de más, lo que quiero es que esto quede arreglado lo más pronto posible para poder ir a la isla. Fue antier que desperté y ayer no se dieron una vuelta por la isla; quiero pensar que hoy alguno irá a revisar las cosas, pero nadie dice nada y el sol se ve cada vez más lejano.

Es terrible que la luz del día dure tan poco; jamás me había quejado de algo como aquello hasta ahora, que el tiempo apremia.

- ¿Iremos a Fogo? -. Escucho el rechinar de unas tuercas y el esfuerzo de BamBam por aflojarlas más.

-Hoy no-. Me siento decepcionada.

- ¿Por qué no? -.

- ¿Ya viste la hora? -.

-Es temprano-. Lo estoy fastidiando, sé que él está pensando en lo mismo, en cómo el sol se despide de nosotros bastante temprano y me temo, que conforme el invierno se acerque, el sol se irá mucho antes.

-Lisa...-.

-Ok, ok, sólo estaba tratando de impacientarte-. Le paso unas pinzas de mango amarillo y se vuelve a su trabajo.

- ¿Cómo te sientes? -. Sé que algo me ha dicho, pero no he escuchado bien.

- ¿Perdón? -. Me acerco a él y le pongo mi oído bueno.

-Que cómo te sientes-. Odio esto de no escuchar cómo debería, pero supongo que es mejor a nada y es el precio que se paga en ambientes peligrosos y situaciones como las que hemos vivido, suerte que aún tengo dos piernas, dos brazos y mi par de ojos. De los males el menos.

-Bien, estoy bien; aún un poco aturdida, pero me siento mucho mejor que hace dos días; no sé si sea la altura a la que estamos, el clima, el aire fresco... pero me ha hecho bien estar aquí-.

Tenemos una serie de cuerdas que hacen de puente entre ferry y ferry, semejantes a aquellos que ponen en los bosques para cruzar los ríos; claro que es difícil pasar por ahí, causa temor y caer al agua no me agrada en absoluto, aparte de que se ve helada pudiera pescar un resfriado.

-Eres inmortal, Lisa-. Se echa a reír y menea la cabeza.

-Ojalá esa inmortalidad viniera con juventud eterna-. Me recargo en la pared metálica, sintiendo el frío en la sien.

No estoy haciendo mucho, simplemente apoyarlo, pero si apenas y me dejaron venir, creo que no puedo ponerme imprudente y agitarme de más cuando sé que no tengo las fuerzas necesarias. Catherine ni siquiera ha venido, fue por mi insistencia que accedieron.

Pasan varios minutos en los que lo único que se escucha es el trabajo que hace para desarmar unas piezas y los martilleos en el otro ferry, el que tiene el agujero en el casco. Jennie está allá, haciendo quién sabe qué, está acompañada por Jisoo y Chris. Mi madre y Emma se han quedado con Nam Ra.