23

747 82 51
                                    

¿Por qué le dolía tanto a Lisa haber perdido a Moss? La respuesta podía ser simple: en él vio a un mentor. Le sintió tan cerca como sintió a Marco cuando se llevaban bien (el poco tiempo); había llorado hasta el cansancio en los brazos de su madre, llorando ya por todo, por la situación, por su padre muerto, por Mino, porque estaba cansada, hambrienta, tenía sueño atrasado de semanas interminables en las que se levantaban a las siete de la mañana y aunque, se acostaba algo temprano en algunas ocasiones, no lograba conciliar el sueño sino hasta muy entrada la madrugada.

Iba con la mirada fija en el camino, las líneas amarillas se hacían una sola gracias a la velocidad del vehículo. No habían dicho nada desde hacía dos horas, y, por los ánimos de las dos chicas, Hiram se estaba haciendo cargo de Nam Ra, que cansada también como estaba, se acurrucó en sus brazos y cayó en un profundo sueño.

De reojo vio la rodilla de Jennie que seguía hinchada; había optado por quitarse el pantalón y ahora usaba unos shorts algo flojos de las piernas que le permitían moverla con libertad, sentir la presión de la mezclilla en la zona afectada le causaba punzadas de dolor increíbles.

Lisa tragó saliva, recordando cómo había actuado con Jennie cuando por fin llegaron a un lugar seguro. Luego se miró la herida que tenía en el brazo, esa también dejaría cicatriz, aunque esperaba que no fuera un queloide esta vez. Roger le había cocido la carne rasgada después de haber atendido a su hija.

Hablaron poco y se miraron aún menos, pero unas palabras siguen retumbando en su cabeza, de pared a pared haciendo un gran eco: 'A veces hay mejores formas de demostrar la preocupación por los seres queridos, un simple abrazo puede sacarlo a uno del abismo'. Y se encogió de hombros sólo para proseguir: 'Naiby era muy buena dando abrazos'.

Ella no le había dicho nada, pero lo observó hasta que se fue de ahí hacia la camioneta que cargaba los medicamentos.

Suspiró y se rascó la cabeza; sintió el cabello sucio, pensó que se vería opaco y algo grifo.

"Jennie, lo siento, yo... me preocupé de un modo que no supe manejar, creí que te perdería"

La morena no dijo nada, su mirada seguía clavada en la ventanilla que desplegaba imágenes borrosas de un campo verde y árboles de altas copas.

"Q-q-quiero". Tartamudeó "Que entiendas que... no supe cómo reaccionar porque... sabías que era peligroso y no me escuchaste... pero ese no es el punto, el punto es que, no sé qué haría sin ti, si algo te pasara, si... si llegases a morir yo me muero contigo, lo juro... no, no... no imagino seguir si tú no estás, mi mente no puede concebirlo"

Volteó un poco a verla, no perdiendo de vista el camino por mucho.

"¿Jennie?" El silencio era tan sofocante que sintió un nudo en la garganta y tragó saliva con dificultad. La mirada de su novia seguía clavada en el exterior.

Pasó un minuto más sin que ninguna de las dos dijera una sola palabra. Luego Lisa insistió.

"¿Jen?"

"¿No crees que yo también me sentía mal por lo que acababa de pasar? Y en lugar de abrazarme o siquiera preocuparte de buen modo sobre mi rodilla, decidiste pasarme de largo e ignorarme por el resto del día". Lisa sabía que Jennie tenía un punto a su favor.

"Estaba cargada de emociones y no supe manejarlas, creo que todos estábamos completamente abrumados, sobre todo porque se trataba de Moss" Jennie se dio cuenta de cómo lo había dicho, parecía que se le quebraría la voz. Comprendió entonces lo que sucedía en el interior de Lisa respecto a él.

"Lamento lo de Moss, amor" Cuando la rubia escuchó lo último se sintió más ligera, como que le hubieran quitado un peso de encima.

"¿Cómo está tu rodilla?" Preguntó, hablar de la muerte de Moss no era algo que quisiera tratar en ese momento.

El Amor En Tiempos Del Fin MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora